Bronquiolitis
24 mayo, 2017
La bronquiolitis es una infección respiratoria que se presenta en los niños menores de 2 años. Afecta principalmente a los bebés menores de 6 meses y es más frecuente en los meses fríos (otoño e invierno). Es bastante común, pero en algunos casos puede ser grave.
Los virus que causan esta enfermedad se transmiten de una persona a otra por el contacto directo con las manos contaminadas con secreciones nasales o a través de gotitas generadas al toser o estornudar, por aquellos que presentan la enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas?
La bronquiolitis suele comenzar como un resfrío. Luego de dos o tres días de ese cuadro, algunos niños pueden tener pocos síntomas o síntomas menores y otros desarrollar más problemas respiratorios, como sibilancias (ruido similar a un silbido en el pecho, al respirar) y tos.
El niño con bronquiolitis puede presentar:
- Tos
- Fatiga
- Fiebre
- Mucosidad
- Respiración muy rápida, ruidosa y con silbidos en el pecho
- Hundimiento de la piel entre las costillas
- Cansancio
- Color azulado en la piel, las uñas o los labios debido a la falta de oxígeno: en este caso necesita tratamiento urgente.
Ante la presencia de estos síntomas es importante asistir al centro de salud u hospital público más cercano.
Un bebé y/o niño necesita atención médica urgente cuando:
- Presenta decaimiento y rechaza el alimento
- Respira rápido y con silbidos o ronquidos
- Se le hunde el pecho al respirar
- Tiene alta temperatura corporal (+ de 38°C)
- El riesgo es mayor si el bebé tiene menos de tres meses o bien pesa poco o nació prematuro.
¿Cómo prevenir?
Si bien no existe una vacuna para evitar esta enfermedad, se pueden adoptar las siguientes medidas para disminuir la transmisión:
- Mantener la lactancia materna
- No exponer a los niños al humo del cigarrillo
- Lavarles las manos a los niños con agua y jabón con frecuencia
- Mantener alejados a los bebés de aquellas personas que están resfriadas o tienen tos
- Si alguien en la familia tiene alguna infección de las vías respiratorias, debe lavarse las manos con frecuencia, especialmente antes de manipular al niño
- Ventilar diariamente el ambiente donde se encuentra el niño.