14 septiembre, 2020
Todos los argentinos deberían conocer sus valores de presión arterial de la misma manera que conocen su número de documento, dicen los especialistas. Esa cifra es un pasaporte a la salud.
La hipertensión arterial afecta a 1 de cada 3 adultos en la Argentina, pero la mayoría no sabe que si su presión está elevada por encima de 140/90 milímetros de mercurio (mmHg) puede causarle desde accidentes cerebrovasculares, hasta problemas cardíacos, pulmonares y renales.
Para generar conciencia sobre la necesidad de que las personas se controlen la presión regularmente, se decidió que el 14 de septiembre fuera el Día del Hipertenso en Argentina.
“Tenemos que entender que estamos frente a una enfermedad crónica potencialmente muy grave”, señala el cardiólogo Marcos Marín, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
Nueva evidencia sobre hipertensión y coronavirus
La hipertensión está aumentando en todo el mundo, advierte la Organización Mundial de la Salud. A nivel individual, la presión arterial aumenta con la edad, el estrés y el sedentarismo, entre otros factores.
Por su parte, los científicos descubrieron que el nuevo coronavirus ingresa a las células humanas a través de un receptor que también utilizan algunos medicamentos anti-hipertensivos, y puede generar cambios en las paredes de los vasos sanguíneos que se asocian con inflamación y serios problemas cardiovasculares.
De ahí la preocupación de muchos especialistas en hipertensión por los efectos de la pandemia de COVID-19, que agregó este año una señal extra de alerta al preocupante panorama general.
Congreso de Hipertensión AHA
- El 42% de los pacientes internados por coronavirus presenta también hipertensión, según un estudio presentado en el Congreso de Hipertensión de la Asociación Norteamericana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) realizado en forma virtual la semana pasada en Dallas (USA).
- Los pacientes que no tienen bien controlada su presión arterial, alertaron los cardiólogos, pueden padecer una enfermedad más grave si se infectan con el virus SARS COV-2.
El riesgo de la hipertensión no sólo se observa en los ancianos: los jóvenes hipertensos también están en mayor riesgo si no tienen su presión bajo control. De hecho, la hipertensión y la obesidad son los dos factores que aumentan el riesgo de padecer COVID-19 grave en los adultos de 18 a 34 años, de acuerdo con un reciente estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine.
La hipertensión, la diabetes y la obesidad son las principales enfermedades asociadas al COVID-19.
¿Cómo se controla la presión arterial?
Para mantener la presión arterial dentro de los límites de 140 de máxima y 90 de mínima, se recomienda una alimentación saludable y baja en sal, además de realizar ejercicios físicos en forma regular (unos 150 minutos por semana) y no fumar.
Sin embargo, en muchas personas estas medidas no alcanzan y se necesita un tratamiento farmacológico intensivo, que no debe ser abandonado ni siquiera cuando se alcancen los objetivos deseados.
Los cardiólogos insisten en que las personas que toman medicamentos de la familia de los inhibidores ACE o bloqueantes ARB deben continuar tomándolos. Al tiempo que controlan sus niveles de presión arterial en el domicilio a diario, en lo posible, con un dispositivo de medición automática.
A diferencia de lo que se cree, los ancianos que reciben un tratamiento farmacológico intensivo no enfrentan mayores riesgos de padecer hipotensión ortostática, la probabilidad de sufrir una caída de la presión al levantarse de la silla o de la cama súbitamente. Así lo afirma un nuevo estudio publicado en Annals of Internal Medicine.
La hipertensión no suele dar síntomas, pero abre la puerta a dolencias serias que pueden generar discapacidad y conducir a una muerte prematura.
¿Pueden agravar los fármacos hipertensivos la situación de los enfermos con COVID-19?
Los especialistas no lo creen, pero siguen investigando la cuestión.
Por el momento, sólo aquellos pacientes hipertensos que tienen COVID-19 y sufren una caída brusca de presión tendrían que disminuir o suspender el uso de ciertos fármacos en algunos casos, por el riesgo de sufrir un problema renal grave. Pero ésta debe ser una decisión del médico.
PENSAR SALUD
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