26 mayo, 2020
La pandemia del nuevo coronavirus ha puesto hoy a la humanidad cara a cara con una enfermedad infecciosa que se transmite con la velocidad de un avión y el peligro de un tsunami. Pero la ciencia-ficción lo había advertido mucho antes, primero en libros, luego en el cine, y hoy en las series que se transmiten por internet.
Si el libro más difundido en el siglo XX sobre los desafíos de una epidemia fue “La peste”, del francés Albert Camus, su versión fílmica, de la mano del director Luis Puenzo, la acercó al público argentino en los ´90. Pero quizás la película que anticipó mejor tanto los trajes protectores tipo astronauta que hoy usa el SAME y las peleas entre los médicos que están en el “frente de batalla” con los funcionarios de organismos oficiales haya sido “Outbreak” (1995), con Dustin Hoffman.
En los ’90, Epidemia
La película mostraba la amenaza de un virus parecido al Ebola que llegaba a California, Estados Unidos, a través de un mono, años después de haber contagiado a militares y una aldea en Zaire. Traducido aquí como “Epidemia”, en este film se mostraba una cuarentena con militares patrullando las calles y se probaba el suero de un animal infectado como tratamiento para salvar a una epidemióloga a punto de morir. Las situaciones ficcionales, hoy queda claro, anticipaban las que se observan hoy con el COVID-19 en algunos lugares: policías con altavoces, médicos enfundados en trajes herméticos, tratamiento experimental con plasma de enfermos recuperados. La cita del Premio Nobel Joshua Lederberg que abría la película – “La mayor amenaza para el continuo dominio del hombre sobre el planeta es el virus”- resuena ahora como una plegaria no atendida.
Muchas otras películas –World War Z, Misión Imposible II, 12 Monos, Resident Evil – trataron con mayor o menor éxito el tema de microbios desconocidos que ponían en vilo a la especie humana. Con todo, los científicos coinciden en que la película más fiel a lo que es una pandemia es hasta ahora “Contagio” (2011), protagonizado por Matt Damon, Kate Winslet y Marion Cotillard.
Contagio: de la ficción a la realidad
La película Contagio muestra la rapidez con que se disemina un microbio que se transmite por gotitas respiratorias, que se originó en un virus de un murciélago recombinado en un cerdo en el sudeste asiático. Detrás del film, se encuentra un epidemiólogo real: Ian Lipkin, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, quien se especializa en el estudio de virus como el HIV, la influenza y el SARS. Lipkin pudo ver con sus propios ojos cómo el fuego del nuevo coronavirus se extendía por Wuhan, primero, para, finalmente, terminar contagiado él mismo en New York.
Tras recuperarse de la fiebre, el tremendo dolor de cabeza, la dificultad respiratoria y la tos persistente, el famoso virólogo recordó en una entrevista con la televisión india que la administración Trump eliminó el financiamiento al grupo de expertos que coordinaba esfuerzos contra pandemias en Estados Unidos y descabezó al CDC, el Centro de Control de Enfermedades que, hasta 2020, investigaba con celeridad las epidemias en todo el mundo. Esto impidió tomar medidas a tiempo que redujeran los casos y las muertes en ese país.
Lipkin, que actuó como consultor para el film Contagio, asegura que ésta no es la primera pandemia ni será la última que enfrente la humanidad. Ante un virus como el SARS-CoV-2, tan contagioso, el científico recomienda no relajar las medidas de control prematuramente y hacer testeos agresivos para aislar a las personas infectadas lo antes posible.
El fin de las cuarentenas
Como en la película, Lipkin pone sus esperanzas en una vacuna. “Es importante que, cuando se desarrolle una vacuna, todo el mundo la acepte lo antes posible”. El experto también recomienda mantener el distanciamiento físico, usar máscaras (y guantes), mantener la higiene de manos, evitar el contacto al saludar y controlar el uso de transporte público. “La flexibilización de las cuarentenas no vendrá sin riesgos. Tenemos que cuidar especialmente a los más vulnerables, a los más pobres, a los que están en los márgenes de la sociedad, no sólo porque es lo que hay que hacer éticamente sino también por un impulso egoísta: cuando alguien se infecta, todos estamos en riesgo”, advirtió el virólogo.
Sin duda, la literatura, el cine y las series son herramientas que ayudan a pensar el pasado, el presente y el futuro. Si a esto se le suma que los científicos suelen anticipar lo que vendrá -no por tener capacidades adivinatorias sino por su entrenamiento para razonar, experimentar y comparar situaciones y datos-, el cine basado en epidemias parece ser una buena opción para la cuarentena, siempre y cuando no aliente teorías conspirativas sin fundamento.
PENSAR SALUD
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