19 julio, 2017
Según datos revelados por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF el último lunes, durante 2016 hubo 13 millones de niños que no recibieron ninguna vacuna. Esto significa que 1 de cada 10 niños en todo el mundo quedó expuesto a contraer enfermedades evitables a través de la inmunización.
Si a la falta de acceso a los servicios básicos de salud en gran parte del planeta sumamos los movimientos antivacunas -que proliferan tanto en países ricos como en vías de desarrollo-, advertimos que las estrategias sistemáticas de vacunación encuentran cada vez más barreras.
«El solo hecho de que un niño pueda quedar desprotegido por falta de vacunación representa un peligro social, ya que no sólo él queda vulnerable sino que también pone en riesgo a sus semejantes», explicaron la Sociedad Argentina de Inmunología, la Sociedad Argentina de Infectología y la Fundación Huésped en un comunicado conjunto emitido el 29 de junio pasado. Fue en respuesta al proyecto de ley presentado por la diputada nacional Paula Urroz (Cambiemos), que buscaba eliminar la obligatoriedad de las vacunas para los menores de edad y dar autonomía a los padres para decidir si vacunarlos o no.
Se calcula que para que una comunidad esté segura debe tener a un 95% de la población vacunada.
Numerosas sociedades científicas señalan a la vacunación como uno de los hito sanitarios que más vidas ha salvado a lo largo de la historia de la humanidad. Las vacunas son altamente efectivas para prevenir algunas de las enfermedades infectocontagiosas más peligrosas que amenazan a los seres humanos. Pero su efectividad depende de alcanzar altos niveles coberturas.
Se calcula que para que una comunidad esté segura debe tener a un 95% de la población vacunada. Y este es un punto central para comprender la importancia de los programas sistemáticos de inmunización: las vacunas no protegen solo al individuo en particular sino a toda la población.
Gracias a las altas coberturas de vacunación, América fue la primera región del mundo en eliminar la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la rubéola y el síndrome de rubéola congénita. Asimismo, Argentina fue pionera al instituir la vacunación obligatoria y gratuita como bien social colectivo mediante la Ley nacional 22.909, vigente desde el año 1983.
Efecto rebaño
Muchas personas no vacunadas conservan su salud gracias al llamado «efecto rebaño» o inmunidad colectiva. Esto significa que los protege el alto porcentaje de la población que sí recibió la vacuna y por lo tanto es inmune a determinada enfermedad. Pero, ¿qué sucede cuándo disminuye la cantidad de personas vacunadas? Aumenta la circulación de virus y el riesgo de brotes.
Este efecto de inmunidad colectiva es especialmente importante para aquellas personas que no están vacunadas, porque permite que a su alrededor la enfermedad no se extienda y no lleguen a contagiarse.
La decisión de no vacunar contra una enfermedad afecta a toda la comunidad, no sólo al individuo.
Calendario modelo
Nuestro país posee un calendario nacional de vacunación obligatorio y gratuito, reconocido por ser uno de los más completos del mundo. Cuenta con 18 vacunas para todas las poblaciones, que deben colocarse entre los primeros días de vida y la edad adulta. Además, contempla vacunas contra la fiebre amarilla y la fiebre hemorrágica argentina, exclusivas para las personas que viven en zonas de riesgo.
Proyecto sobre obligatoriedad de las vacunas: comunicado de la Sociedad Argentina de Pediatría
Tags: vacunas; antivacunas