10 enero, 2023
¿Resulta peligroso para la salud convivir con las radiaciones que emiten teléfonos celulares y otras tecnologías? La pregunta se reaviva frente a la innovación en telefonía móvil. Para responderla, es preciso aclarar que el Universo, el planeta Tierra y los seres humanos somos esencialmente materia (átomos) que irradia ondas electromagnéticas. Desde la luz visible para nuestros ojos, hasta las ondas infrarrojas y ultravioletas del sol.
No todas las ondas electromagnéticas son iguales
Aunque las ondas electromagnéticas se producen naturalmente, la humanidad creó en los últimos años muchos aparatos que funcionan gracias a ellas. Radios, hornos microondas, celulares, routers de Wifi y equipos para radiografías necesitan ondas electromagnéticas para hacer su trabajo.
Sin embargo, para entender acerca de los peligros que podrían causar las radiaciones de los celulares se debe explicar que el espectro de ondas electromagnéticas se divide en dos tipos bien diferentes en su capacidad de daño:
Ondas Ionizantes
Son las más peligrosas, porque tienen la capacidad de eliminar electrones de los átomos de nuestros órganos. Algunas fuentes de ondas ionizantes son los aparatos de Rayos X y cualquier material radioactivo.
Viajar en avión aumenta la exposición a ellas porque a más altura, hay mayor exposición a la radiación cósmica, que, es ionizante. Por suerte, no convivimos a diario con ellas.
Ondas No ionizantes
Son menos peligrosas, porque la energía es muy baja como para modificar los átomos de nuestro organismo. Entre estas últimas, están las del Wifi y el microondas. También las de radio frecuencia presentes en el 4G y la tecnología 5G, que todo parece indicar muy pronto llegará a los nuevos teléfonos celulares.
Los peligros que causan las radiaciones de los celulares vuelven a estar en la mira de cara a esta innovación.
¿La tecnología 5G en los celulares implicará otros peligros de radiación?
En los países desarrollados las antenas de tecnología 5G para teléfono celulares ya cubren buena parte de sus territorios.
El 5G promete más velocidad (hasta 20 veces más rápida) y menos tiempo de latencia en la señal. La latencia es el tiempo que tardan en transferirse los datos dentro de la red. La latencia del 4G es de 100 milisegundos; la del 5G bajará a 1 milisegundo. Esto es clave, por ejemplo, para los autos que se conducen solos.
“El principal cambio tecnológico es que utilizan otras frecuencias más altas. Esto implica que el despliegue sea diferente y se utilicen celdas de menor área de cobertura y, por lo tanto, menor potencia radiada”, explica Veglia.
Aunque cada antena emitirá menos radiación, se necesitará una red más densa de estaciones. “Los consumidores reclamamos más conectividad, más calidad de imagen y respuestas más inmediatas. Esto implica mayor ancho de banda transmitido en el mismo tiempo. Es por ello que se implementan estos cambios de tecnología”, comenta Veglia.
“Por el momento, no hay despliegue de tecnología 5G en nuestro país. El Enacom aún no ha definido la porción del espectro que se utilizará para este servicio”, asegura Noelia Veglia, ingeniera integrante del Laboratorio de Radiocomunicaciones de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
Según algunos expertos, está previsto una penetración de alrededor del 12% en toda América latina para 2025.
Radiofrecuencias: causan calentamiento del tejido humano expuesto
La tecnología 5G implicará un salto en innovación, pero seguirá utilizando las ondas de radio, que siguen siendo no ionizantes. “Después de varias décadas de investigación de campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF EMF) sobre numerosos efectos potenciales para la salud, el único efecto comprobado relevante es el calentamiento del tejido expuesto”, asegura un documento de la Comisión Internacional sobre Protección Frente a Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), dependiente de la ONU.
Cuando estas ondas penetran en nuestro cuerpo hacen vibrar las moléculas y así calientan los tejidos. “El cuerpo puede acomodarse a un pequeño aumento de calor. Sin embargo, por encima de un determinado nivel, la exposición a RF EMF y el aumento de temperatura que la acompaña pueden provocar efectos graves en la salud, como insolación y quemaduras, apunta el texto.
También indica que los efectos agudos y a largo plazo de la exposición a RF EMF por debajo del umbral térmico se han estudiado ampliamente sin demostrar efectos adversos para la salud.
Con relación a las dudas sobre los peligros que causan las radiaciones de los celulares, Veglia asegura que “no hay evidencia científica suficiente para asegurar si las radiofrecuencias de celular (4G o 5G) suponen un riesgo para la salud.”.
Controles sobre los peligros que causan las radiaciones de los celulares
El texto asegura que se han realizado investigaciones sobre si las RF EMF provocan dolores de cabeza, dificultad para concentrarse, pérdida de la calidad del sueño, de la función cognitiva, efectos cardiovasculares, entre otros, sin resultados contundentes.
“El único hallazgo observado consistentemente es un pequeño efecto sobre la actividad cerebral medida por electroencefalografía (EEG). Sin embargo, no se ha demostrado que afecten la calidad del sueño ni se asocien con ningún otro efecto adverso”, detalla.
De todas maneras, Veglia explica que cada país tiene un marco regulatorio que fija límites máximos de radiación que puede emitir una estación base y un celular. “Esos valores fueron definidos por la ICNIRP, es por esto que es necesario un control periódico, sobre las antenas”, asegura. El grupo de Veglia realiza este tipo de controles en la provincia de Córdoba.
¿Qué pasa con el uso frecuente de los celulares?
Si bien las antenas de telefonía celular tienen más potencia de radiación, las personas viven pegada al celular, que también irradia RF EMF. Al teléfono se lo lleva en el bolsillo, se lo manipula con las manos y se lo acerca constantemente a la cabeza.
En su momento, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (dependiente de la OMS) categorizó a los teléfonos celulares como “posible cancerígeno” (categoría 2B). “La agencia evalúa estudios científicos de todo el mundo y categoriza diferentes agentes en función de las evidencias. Dentro de este grupo 2B se encuentran desde el aloe vera hasta los residuos de combustible”, apunta Veglia.
El documento de la ICNIRP menciona que algunos estudios epidemiológicos informaron “un ligero aumento estadístico en el riesgo de algunos tumores cerebrales para el pequeño grupo de usuarios de teléfonos móviles a largo plazo”.
Pero aclara que esta diferencia estadística puede deberse al sesgo y/o a la debilidad de los análisis. “Varios estudios no han informado un aumento en los tumores cerebrales con el uso de teléfonos móviles. Además, los estudios experimentales en animales y células no han podido confirmar los hallazgos”, señala.
Veglia asegura que no hay evidencia científica suficiente para pensar que el uso del celular represente un riesgo para la salud. «Existe un parámetro SAR (Tasa de absorción de potencia) que indica la cantidad de energía radiada por el celular que absorbe nuestro cuerpo. Este parámetro depende de cada aparato y es un indicador que puede ser útil para aquellas personas que quieren reducir el nivel de exposición”, sugiere.
El nivel de SAR puede leerse en el manual de cada aparato. Un listado de celulares (no están todos) y sus niveles de SAR puede consultarse en esta página de la Oficina Federal de Protección contra la Radiación de Alemania. Obviamente, ninguno supera los niveles fijado por la normativa internacional.
Por Lucas Viano @LucasViano
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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