20 abril, 2017
Hay alrededor de 2.000 niños con obesidad mórbida en Ámsterdam. Pero la ciudad de Ámsterdam está ganando la batalla mundial para poner fin a la epidemia de obesidad infantil, gracias a un programa de gran alcance que está obteniendo muy buenos resultados, aún mejores entre las comunidades más pobres.
Ámsterdam tiene la mayor tasa de obesidad en los Países Bajos, con una quinta parte de los niños con sobrepeso y con riesgo de futuros problemas de salud.
El Programa que fue la clave del éxito
El éxito del Programa parece deberse a que ataca varios objetivos al mismo tiempo: entre ellos, la promoción de agua de la canilla o de bebederos y una política de patrocinios de la ciudad que se niega a apoyar eventos financiados con dinero de empresas como Coca Cola o McDonalds. Es dirigido por un alcalde dinámico con amplio respaldo político local, Eberhard van der Laan.
Entre 2012 y 2015 el número de niños con sobrepeso y obesidad se redujo en Ámsterdam un 12%. Aún más impresionante, logró lo que nadie: la mayor caída de la obesidad se produjo entre los grupos socioeconómicos más bajos.
Es en barrios como Bijlmermeer, en el sureste de la ciudad, que el programa está cambiando vidas.
Se trata de una urbanización de gran altura, que fue experimental en la década de 1960, con las carreteras elevadas para que la gente caminara y andara en bicicleta libremente en los amplios parques de la planta baja.
Pero los parques estaban vacíos. En 1975, cuando la colonia holandesa de Surinam en América del Sur se independizó, muchos emigraron a Ámsterdam y se instalaron en los pisos baratos. El ciclismo no era parte de su cultura.
Ahora en las escuelas de este barrio -que en 2007 lideraban el ranking de Ámsterdam de población infantil con sobrepeso- los niños se pesan y se miden todos los años. Y beben agua de la canilla.
Los padres
Hubo amplias discusiones con los padres. Respecto a que los niños controlaran su peso. También respecto a que reemplazaran jugos por agua o leche. El aprendizaje acerca de los problemas del azúcar fue para toda la población, infantil y adulta. Finalmente las nuevas pautas se convirtieron en «vida normal».
Las escuelas establecieron un menú de golosinas saludables -como naranjas o zanahorias decoradas- para festejar cumpleaños. Locales de McDonalds próximos a escuelas acordaron que los menores de edad solamente pueden adquirir manzanas, pero no papas fritas.
Gracias a una subvención europea se ofrece una fruta o verdura a todos los niños tres veces a la semana. La heladera de la escuela está repleta de zanahorias y rabanitos y a los niños se les dice que deben, al menos, intentarlo.
Los niños pequeños son el objetivo de los esfuerzos de la batalla contra la obesidad, ya que es más fácil evitar el aumento de peso que tratar de solucionar el problema después. Pero estas políticas alcanzan también a la población adolescente.
Eric van der Burg, el concejal a cargo de la salud y el deporte en la ciudad, que puso en marcha el programa, adoptó una línea dura acerca de la publicidad en los eventos deportivos.
La ciudad es la principal patrocinadora de un campeonato de Europa de baloncesto en julio y condicionó su participación a no compartir sponsoreo con empresas de bebidas energéticas o Burger King.
El mismo acuerdo se está haciendo con los campeonatos europeos de patinaje sobre hielo y de hockey. Se está pensando en restaurantes e instalaciones deportivas para la venta de alimentos saludables, y la prohibición de anuncios de bebidas gaseosoas en los estadios de la ciudad.
Otra parte importante del programa es el sueño. La ciudad de Ámsterdam trabaja para organizar discusiones con los padres sobre los patrones de sueño de los niños a través de líderes de la comunidad.
La novedad de las políticas de la ciudad de Ámsterdam es que superan la idea -que se está instalando mundialmente- de imponer impuesto a las gaseosas, para profundizar el problema y llevarlo a cómo las personas se conectan con su entorno.
Los padres y la comunidad son actores indispensables en los programas educativos para revertir la situación.
Algunas de las políticas de Ámsterdam para terminar con la epidemia de obesidad infantil
- Prohibición de introducir bebidas dulces en la oferta de las escuelas e inversión en más bebederos de agua en la ciudad y en las escuelas.
- Clases de cocina para enseñar variedad de platos saludables
- Negativa de la ciudad a patrocinar conjuntamente con empresas de comidas rápidas
- A los padres se les anima a poner a los niños pequeños en bicis sin pedales en lugar de rodar en buggies
- Centrarse en los primeros 1.000 días de vida de un niño, incluyendo asesoramiento a las mujeres embarazadas y las madres
- A las familias se las anima a compartir la cena juntos
- Deportes y Centros de actividades subvencionados para las familias de bajos ingresos.
PENSAR SALUD
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