7 diciembre, 2022
Las altas temperaturas, acompañadas de lluvias y aguas estancadas, constituyen el ambiente ideal para la proliferación de insectos de todo tipo. Por la molestia de las picaduras de los mosquitos, y las enfermedades que transmiten, se impone el uso de repelentes para mantenerlos alejados. Pero hay que usarlos con ciertas precauciones, especialmente en niños, porque algunos contienen compuestos tóxicos en dosis altas.
Repelentes de mosquitos
En la Argentina, preocupan en esta época especialmente los virus del dengue, el Zika y el Chikunguya, transmitidos por medio del mosquito Aedes aegypti. Se recomienda evitar su proliferación eliminando recipientes donde se acumula el agua, como neumáticos y floreros en cementerios, baldes y macetas vacías. También es preciso utilizar ropa adecuada al aire libre, camisas de manga larga y colores claros, en lo posible, además de pantalones cubriendo los tobillos, que es donde pican más los mosquitos por la mañana y al atardecer.
Para actividades al aire libre, se ofrecen repelentes en distintas formulaciones (crema, loción, aerosol, spray, barra) que contienen, generalmente, un pesticida conocido por la sigla DEET. Es importante que los productos a usar no contengan más del 30% de DEET, para no producir irritaciones y otros problemas. Lo más seguro en caso de niños es aplicar un producto con 10% de DEET sobre la ropa (nunca debajo), brazos y piernas. A partir de los 12 años, pueden usar repelente al 30% como los adultos.
En las últimas décadas, se han desarrollado repelentes elaborados con otro compuesto químico, la picaridina, que tiene parecida efectividad. Este compuesto se sintetiza a partir del extracto de una planta de donde se deriva también la pimienta. La picaridina es menos grasosa que el DEET y no tiene olor desagradable.
EL DEET es tan efectivo como la picaridina para disuadir a los mosquitos. Su capacidad protectora depende de su concentración. Al 10%, estos repelentes ahuyentan mosquitos durante un máximo de 2 horas. Al 20%, protegen durante 4 a 5 horas. Existen hoy fórmulas de larga duración que ahuyentan mosquitos durante 8 horas, pero tienen concentraciones de 25% o más.
El repelente no se debe aplicar nunca en las manos de los chicos. Los bebés menores de 2 meses no pueden usar repelentes y se recomienda un tul sobre su cochecito y cuna para protegerlos. El repelente se debe volver a aplicar entre 5 a 8 horas después del primer uso. Al finalizar el día, es preciso bañarse para sacar el remanente de DEET o picaridina de la piel.
También existen compuestos naturales, como la citronella que se obtiene de la hierbalimón, que se utilizan para ahuyentar insectos. Su efectividad es menor al DEET y también a la picaridina, y requieren reaplicaciones frecuentes sobre la piel, cada 30 a 60 minutos. En cuanto a las pulseras con citronella, no hay evidencias de que funcionen. En cambio, el aceite de citronella se puede usar en niños mayores de 6 meses. También el aceite de eucalipto limón es útil para combatir mosquitos.
Actualmente, se experimentan muchos otros aceites vegetales para combatir a los mosquitos (desde patchouli a orégano), pero no todos funcionan de igual manera y, en general, su protección es corta. Por otra parte, los médicos no recomiendan actualmente comer ajo ni tomar vitamina B en forma oral como método para repeler insectos.
Atracción fatal
Aunque durante mucho tiempo se dijo que era un mito, los científicos descubrieron recientemente que es cierto que existen personas que atraen como imanes a los mosquitos.
Según un estudio publicado recientemente en la revista Cell son ciertos olores corporales los que atraen irresistiblemente a los insectos. En particular, a los mosquitos les gusta el suave aroma de los ácidos carboxílicos producidos en cantidad por la piel de ciertos individuos.
También el calor de la piel y el dióxido de carbono exhalado por una persona atraen a los mosquitos. Las hembras pueden picar varias veces a un mismo ser humano durante las 3 a 6 semanas en que viven. Con la sangre humana que chupan, obtienen proteínas y logran poner huevos cada 4 días. El problema es que al picar, algunos mosquitos –como el Aedes– inoculan virus o parásitos que enferman a los humanos.
Se sabe que las personas se vuelven más atractivas para los mosquitos cuando están embarazadas o después de beber cerveza, probablemente porque cambia su olor. Los mosquitos tampoco pueden resistirse a la combinación de amoníaco y ácido láctico que se desprende con la transpiración.
Si bien las moléculas que componen el olor de cada persona son demasiadas para analizarlas una por una, los investigadores descubrieron que las que atraen mosquitos se mantienen estables durante muchos años. En la atracción también participan las bacterias que pululan en la piel humana, que se conocen como “microbiota”. Algunas infecciones –como la malaria, la fiebre amarilla y el dengue- modifican la microbiota humana y vuelven a los humanos “carne de mosquito”.
Precauciones
Como sea, los mosquitos suelen ser una pesadilla para muchas personas, que necesitan usar repelentes en forma continua cuando están dentro y fuera del hogar. Para evitar intoxicaciones, la ANMAT aconseja:
- No aplicar repelentes sobre lastimaduras o sobre la piel irritada.
- No aplicar cerca de los ojos, nariz y boca o en las manos, especialmente en niños.
- No manipular alimentos después de aplicar un repelente sin antes haberse lavado las manos.
- En caso de contacto con los ojos, lavarlos inmediatamente con abundante agua. Si los síntomas persisten a pesar del lavado, consultar con un médico.
- Mantener el producto lejos del alcance de los niños y mascotas.
En cuanto a los efectos adversos del DEET sobre la salud humana y la ambiental, investigadores chinos han encontrado un aumento de riesgos cardiovasculares con el uso intensivo de este pesticida. Pero la mayoría de los expertos considera que es seguro utilizar el DEET según las indicaciones de los rótulos de los productos y aseguran que la neurotoxicidad es baja. En cuanto a la contaminación ambiental, se ha encontrado DEET en algunos cursos de agua dulce, lo cual puede poner en riesgo a peces y pájaros, pero no afecta a los mamíferos.
Por último, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomienda poner primero el protector solar sobre la piel y luego aplicar el repelente de insectos.
Alejandra Folgarait @alefolgarait
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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