2 noviembre, 2021
Hacía muchos años que no ocurría y muchos se olvidaron que la enfermedad de la rabia era mortal. En la Región se observa un aumento de casos que preocupa. La última muerte de rabia en nuestro país había sido en 2008.
El 13 de mayo de este año, en Coronel Suárez, una mujer joven, de 35 años, murió de la enfermedad de rabia después de ser mordida por un gato callejero.
Aumentan los casos de rabia en la región
En lo que va del año, en las Américas, se reportaron 9 casos de rabia, todos seguidos de muerte. En 5 oportunidades la transmisión fue por perros y 4 por dos gatos, un canídeo silvestre (posiblemente un zorro) y un murciélago.
El país con más casos reportados de rabia este año es Bolivia, con 4 casos.
Según Silvina Muñiz, presidenta de la Asociación de Veterinarios Especializados en Animales de Compañía de Argentina (Aveaca), los perros y los gatos no son los únicos que transmiten la enfermedad de la rabia. Los murciélagos, monos, ardillas y otros mamíferos pueden transmitir la enfermedad. También existe el mito que los animales que viven en departamento no requieren vacunas, porque no están en contacto con animales callejeros.
«Todos los animales domésticos que viven puertas adentro, también pueden contraer rabia, se pueden contagiar de los murciélagos, que son muy comunes en los edificios y transmiten la enfermedad”, asegura Muniz.
La médica veterinaria pone énfasis en un problema habitual, pero que la pandemia exacerbó. Hubo disminución de la vacunación antirábica entre las mascotas a pesar de que es gratuita y puede aplicarse en las reparticiones de zoonosis de cada ciudad o localidad.
En el país, además, periódicamente se hacen campañas para que la inmunización llegue a todos los animales. Debe hacerse una vez al año a partir de los 3 meses de edad.
En Argntina, los principales transmisores de la enfermedad son los perros, los gatos y los murciélagos. Sólo los dos primeros, claro, admiten ser vacunados. En 1885, el científico francés Luis Pasteur creó la primera vacuna antirábica.
Para que la vacuna cumpla con su función y proteja tanto al animal como al humano, deben ser vacunados al menos el 70% de los perros y los gatos; por eso es tan importante cumplir sin falta con la vacunación anual de las mascotas.
Cifras y acciones
La Organización Mundial de Sanidad Animal indica que en el mundo se producen 59.000 muertes por rabia cada año. Cuatro de cada 10 víctimas fatales son niños. Si bien el perro es más transmisor que el gato a través de la mordida, los felinos también pueden contagiar la enfermedad de la rabia. De hecho, la última muerte producida en el país fue por la mordedura de un gato y no de un perro.
Un trabajo que registró consultas por mordeduras de animales en hospitales y centros de salud porteños desde noviembre de 2017 a marzo de 2018 indicó 3012 consultas por mordeduras de perros y 400 por mordeduras de gatos.
La Organización Mundial de la Salud tiene en marcha una campaña cuyo objetivo para eliminar la enfermedad de la rabia en los perros para el 2030. Estos animales son los principales transmisores en todo el mundo.
Una encuesta realizada en 2016 mostró que en nuestro país el 66% de las personas tiene un perro, la mascota preferida por los argentinos. Es superior a lo que sucede en México (64%) y en Brasil (58). Los gatos vienen en segundo lugar.
“Desde Aveaca buscamos informar a la población y crear conciencia», afirma la médica veterinaria Silvina Muñiz. Y aclara que toman de referencia a las asociaciones internacionales en cómo proceden frente a este problema.
«Estamos trabajando en la educación a la sociedad a través de las redes sociales y en el contacto frecuente con los propietarios de animales. Actualmente los veterinarios llevamos la posta. Es un trabajo minucioso de toma de conciencia y responsabilidad, que en los últimos años ha mejorado mucho porque se ha afianzado el vínculo humano-animal”, explica.
La rabia como efecto de la endemia de murciélagos
La rabia es endémica entre los murciélagos, que se contagian durante peleas entre colonias, por medio de mordeduras. La enfermedad los ataca a nivel neurológico y les afecta el sonar, que es el mecanismo con el que se orientan.
Siempre que aparezca un murciélago volando de día, chocándose con objetos, tirado en el piso o «pegado» sobre una pared, debe evitarse tocarlo para prevenir una eventual mordedura.
«El virus está muy adaptado al murciélago. Aunque pasara al perro sería casi imposible que éste lo recicle y contagie. Pero, como no estamos hablando de una enfermedad benigna sino de rabia, hay que tomar todas las precauciones del caso», dice Gabriel Pisapia, médico veterinario fundador de la Asociación Argentina de Zoonosis.
«Si una mascota detecta un murciélago caído, se acerca a olfatearlo y el murciélago la muerde, el riesgo de contagiarse de rabia es bajo si el animal estaba vacunado. Pero, para reforzar su inmunidad debe recibir de inmediato atención veterinaria y continuar con el tratamiento”, dice Pisapía.
¿Qué hacer si se encuentra un murciélago?
Lo aconsejable es no tocarlo; se debe avisar al centro de zoonosis de su municipio para que sea un técnico quien lo retire y lo envíe al laboratorio para su análisis. Un consejo habitual, en estos casos, es tapar al animal con un balde hasta que vengan a retirarlo.
Cómo minimizar los riesgos de la rabia
Una vez que aparecen los síntomas clínicos de la rabia, la enfermedad es casi siempre mortal. Sólo se conocen media docena de personas que han sobrevivido a la rabia sin haber sido vacunadas. Tras el inicio de la enfermedad, existe el “protocolo de Milwaukee”, que consiste en provocar un coma farmacológico al enfermo y administrarle antivirales.
El virus de la rabia se transmite entre animales, y entre animales y humanos (por eso es una zoonosis). Se produce por contacto directo con la saliva de animales infectados, generalmente a través de mordeduras, arañazos y lameduras en piel lesionada y mucosas.
Los animales de compañía pueden contagiarse por contacto directo con animales rabiosos. Otros tipos de contacto, como acariciar a un animal rabioso o tener contacto con su sangre, orina o heces, no se asocian a un riesgo de infección y no se consideran exposiciones que transmitan la rabia.
En los animales, los síntomas más significativos de la infección son:
- cambios agudos e inexplicables de comportamiento
- parálisis progresiva
- signos de agitación
En los humanos, los primeros síntomas de la rabia pueden incluir:
- dolores de cabeza
- fiebre
- ansiedad y hormigueo
- sensibilidad afectada en la zona de mordedura
En la mayoría de los casos, se caracteriza por provocar dilatación de pupilas, sensibilidad inusual a la luz, al sonido y a los cambios de temperatura. También se pueden observar alucinaciones e hidrofobia, es decir, espasmos al tocar e incluso al ver agua.
Tanto en humanos como en animales, la rabia causa parálisis, coma y finalmente, la muerte.
En el caso de que exista sospecha de que una persona o un animal ha estado en contacto con un animal infectado, es necesaria la intervención inmediata. El primer paso es el tratamiento local de la herida: debe lavarse y limpiarse de inmediato la herida durante un mínimo de 15 minutos con agua y jabón o detergente. Luego aplicar sustancias como alcohol/etanol al 70 % o povidona yodada.
Se debe acudir al médico inmediatamente para decidir si corresponde aplicar medidas profilácticas postexposición (PPE) o un tratamiento preventivo para evitar el desarrollo de la enfermedad. Luego de una mordedura o arañazo de un animal presuntamente infectado, debe recibir lo antes posible el tratamiento post exposición (PPE), sin esperar resultados de análisis humanos o animales.
La PPE consiste en una dosis de concentrado de inmunoglobunas y cuatro de la vacuna antirábica durante 14 días a 28 días. Las vacunas se administran en el brazo. El objetivo es impedir que el virus de la rabia llegue al sistema nervioso central y cause la muerte. Del otro lado del problema, el veterinario implementará el seguimiento que corresponda al animal.
También se recomienda vacunar como en forma preventiva antes de la exposición a las personas que viajen al aire libre y a quienes vivan en zonas remotas donde el riesgo de exposición a la rabia es muy alto y el acceso local a los productos biológicos para tratarla sea limitado.
Por último, conviene considerar la posibilidad de vacunar a los niños que residan o visiten esas zonas. Los niños pueden sufrir mordeduras más graves e incluso no decir que han sido mordidos.
Existen dos formas de manifestación de la rabia:
- la rabia furiosa, en la que se presentan signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia (miedo al agua) y, a veces, aerofobia (miedo a las corrientes de aire o al aire libre). La muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
- la rabia paralítica, representa aproximadamente un 30% de los casos humanos y tiene una evolución menos grave pero más prolongada. Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la mordedura o el arañazo. Se entra en coma lentamente hasta la muerte. A menudo, la forma paralítica no se diagnostica bien, lo que contribuye a la subnotificación de la enfermedad.
En función de la gravedad del contacto con el animal presuntamente rabioso, se recomiendan las siguientes medidas profilácticas tras la exposición:
- Si el tipo de contacto con el animal presuntamente rabioso fue tocar, alimentar o lamedura sobre piel intacta, se debe lavar la superficie expuesta de la piel sin profilaxis postexposición.
- Si fue un mordisco, arañazo o erosión leves en piel expuesta, sin sangrado; se debe lavar la herida y vacunar de inmediato.
- Si fue mordeduras o arañazos transdérmicos (uno o más), lameduras en piel lesionada; contaminación de mucosas con saliva por lamedura; contacto con murciélagos, se debe vacunar de inmediato y administrar inmunoglobulina antirrábica
La profilaxis postexposición es necesaria en todos los casos de exposición de los tipos II o III en los que se concluya que existe riesgo de que la persona contraiga la enfermedad. Este riesgo es mayor en los siguientes casos:
- el mamífero agresor es de una especie que puede ser reservorio o vector de la rabia;
- la exposición tuvo lugar en una zona donde sigue habiendo rabia;
- el animal tiene mal aspecto o su conducta es anormal;
- la saliva del animal ha contaminado una herida o mucosa;
- la mordedura no se produjo como respuesta a una provocación;
- el animal no está vacunado.
Por Gabriela Navarra @gabinavarra
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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