22 diciembre, 2020
Cuando la pandemia de coronavirus se extinga, otro problema global seguirá resonando: el cambio climático.
El mundo parece haberse olvidado de este drama que año a año muestra sus efectos: sequías e inundaciones más severas, incendios más intensos, avance de enfermedades transmitidas por vectores y olas de calor mortales, entre otras.
La gran apuesta argentina para frenar el cambio climático son los biocombustibles.
Hace unos días Argentina anunció un nuevo compromiso para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero que provocan este calentamiento global. Los expertos valoran el esfuerzo pero aseguran que es insuficiente.
¿Cuánto contamina Argentina?
- Argentina es responsable del 0,7 por ciento de las emisiones mundiales. Es poco pero está en el puesto 23º del ranking emisores, liderado por China, EE.UU, e India.
- Tiene una emisión per cápita alta: 8,4 toneladas de CO 2eq, lo que la ubica por encima del promedio del G20.
- Solo un 5,66 por ciento de la energía se produce de fuentes renovables, principalmente anclada en biocombustibles (4,7%).
- Los sectores que más emiten gases de efecto invernadero son el transporte (27%), generación eléctrica (26%) e industria (18%).
La gran apuesta argentina para frenar el cambio climático son los biocombustibles.
Qué prometió Argentina
El objetivo del Acuerdo de París es limitar el aumento de la temperatura media global a menos de dos grados comparado con las mediciones de fines del siglo XIX, con una meta ideal de 1,5 grados.
Argentina es el quinto productor de energía eólica de América con 46 parques y capacidad de 2,2 Gigawatts, o el equivalente a lo que consumen 700 mil personas.
Cada país presentó una propuesta voluntaria de reducción de emisiones, las llamadas NDC. Pero la suma global de ellas implica que el planeta va camino a un aumento de entre 2,7 y 3,5 grados. Argentina no es la excepción a pesar del último anuncio del presidente Alberto Fernández de reducir aún más la contaminación.
“La NDC de Argentina todavía no se alinea con 1,5 grados. El nuevo compromiso la reduciría a aproximadamente 360 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2eq). Es un 26 por ciento menos que la propuesta anterior, pero aún lejos del límite de emisiones ideal: 250 MtCO2eq”, asegura Enrique Maurtua Konstantinidis, experto en cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Gabriel Blanco, ingeniero y profesor de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen), asegura que si el país quiere seguir un sendero de reducción de emisiones compatibles con 1,5 grados tendría que emitir solo 207 MtCO2eq para 2030.
“Hay una brecha que hay que ver si Argentina puede salvar”, explicó hace unos días en un seminario web sobre crisis climática.
Qué está haciendo
Años atrás Argentina parecía que iba a jugar fuerte en las energías renovables con el Programa Renovar. Actualmente es el quinto productor de energía eólica de América con 46 parques y capacidad de 2,2 Gigawatts, o el equivalente a lo que consumen 700 mil personas.
Pero la gestión actual no ha dado señales de querer subir la apuesta por este sector. Eso, sumado a la crisis de 2018 y a la actual por la pandemia, marcan un futuro incierto.
Konstantinidis señala que el camino adoptado para salir de la crisis por la pandemia no tuvo en cuenta a la crisis climática. “Muchas medidas están apuntadas a los fósiles: barril criollo y el impuesto a las grandes riquezas implica que un 25 por ciento de lo recaudado se destine a la explotación de gas”, señala.
El especialista cree que el país ya podría avanzar con una medida fácil de implementar, económica y rentable: la eficiencia energética en el transporte, industria, en el hogar. “No requiere mega inversiones, solo promocionar e incentivar la importación, construcción y producción eficientes”, asegura.
Y da un ejemplo: “Si en el país se cambiaran cinco millones de heladeras por otras más eficientes, no sería necesario construir una central nuclear”.
Para Blanco, Argentina debería correrse de las tres fuentes energéticas que más emplea (combustibles fósiles, energía nuclear y grandes represas) porque requieren grandes inversiones extranjeras y tienen una alta volatilidad.
“Eso genera dudas sobre por qué apostar por Vaca Muerta, más allá de las emisiones que se generarían”, asegura.
Y agrega: “Hay otros escenarios energéticos posibles y consisten en utilizar como base la electricidad, el hidrógeno o los biocombustibles a con cero emisiones a 2050. Para ello también primero hay que lograr que la demanda sea eficiente”.
Hasta ahora la gran apuesta Argentina para frenar el cambio climático han sido los biocombustibles. Konstantinidis cree pueden ser parte de la solución, pero tiene otros impactos.
“Los biocombustibles implican expandir la frontera agropecuaria y usar la tierra para combustible y no para alimentos. Hay que pensar soluciones ambientales integrales no solo bajar las emisiones”, asegura.
Cómo impacta en Argentina
- Olas de calor. Se espera un aumento en los días con olas de calor. Un ejemplo es lo que ocurrió a mitad de diciembre de 2013 hasta enero de 2014. Se sucedieron varios días con mínimas por encima de 24 grados y máximas arriba de 40 grados. Estos eventos generan colapso en el sistema eléctrico y un exceso de muertes.
- Inundaciones. Las inundaciones son las catástrofes de origen natural que mayores daños causaron en la Argentina en las últimas décadas. Las proyecciones climáticas indican que, a excepción del a Patagonia, las precipitaciones extremas serán cada vez mayores y frecuentes.
- Enfermedades. Los cambios de temperatura proyectados permiten suponer que tanto el vector transmisor del dengue, zika y chikunguña, el mosquito Aedes aegypti, podrían extenderse hacia el sur y oeste del país. También podrían ocurrir brotes de otras enfermedades transmitidas por vectores como malaria y leishmaniasis.
- Agricultura y ganadería. Los modelos indican que en el corto plazo la crisis climática mejoraría los rendimientos de soja y maíz, aunque con pérdidas en Córdoba y Santa Fe. También se espera una reducción en la producción de ganado vacuno por un desplazamiento a sitios menos cálidos pero con menos rendimientos del forraje.
- Aumento del nivel del mar. La costa argentina no sufrirá inundaciones permanentes, aunque sí habrá casos puntuales como las bahías Blanca, San Blás y Samborombón. La costa del Río de la Plata registrará un agravamiento de las inundaciones por sudestadas. Las subidas recurrentes del mar agravarán el proceso de erosión costera ya en desarrollo. Eso significa un retroceso de las playas en las zonas turísticas.
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