19 octubre, 2022
A medida que se envejece los chequeos se vuelven familiares. Pruebas como las de colesterol, glucemia o el recuento de glóbulos rojos y blancos son asunto de todos los años. Aunque muchas veces las enigmáticas cifras que arrojan los análisis de laboratorio toman significado gracias a los valores de referencia normales que figuran en la columna de al lado, muchas personas no saben por qué los médicos les piden estos tests ni la importancia que puede tener un resultado anormal.
Más allá del conteo de glóbulos rojos y blancos, que pueden indicar anemia, una infección o, incluso, ser una señal de un cáncer, los análisis estándar de sangre y orina hoy contienen numerosos parámetros que, en conjunto, permiten obtener una fotografía del estado de salud actual y tomar decisiones a futuro. Entre el listado de pruebas en un chequeo, se destacan las cifras de colesterol y de glucemia.
¿Por qué el colesterol es clave?
El análisis de colesterol, por ejemplo, tiene varias subcategorías (LDL, HDL, etc.) que muestran cómo procesa el organismo los lípidos más importantes para mantener un corazón saludable. El colesterol, básicamente, es una grasa que se forma mayormente en el hígado y que sirve para transportar moléculas por la sangre y producir ciertas hormonas, además de vitamina D.
El colesterol es indispensable para mantener la estructura de las células. Pero cuando hay un exceso, se puede depositar en las paredes de los vasos sanguíneos y dar origen a placas ateroscleróticas, que dificultan la circulación de la sangre y, si se rompen, pueden generar coágulos o trombos. Como resultado, se producen infartos cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades.
Para medir el nivel de colesterol, basta analizar una muestra de sangre, obtenida tras 12 horas de ayuno. Los parámetros que se analizan usualmente son:
- Colesterol total: incluye LDL y HDL.
- Colesterol LDL: lipoproteínas de baja densidad. Popularmente conocido como “colesterol malo”, su aumento se asocia con riesgo de tener ataques cardíacos.
- Colesterol HDL: lipoproteínas de alta densidad, se consideraban hasta poco tiempo atrás el “colesterol bueno”.
- Colesterol no-HDL: es el total del colesterol menos la cifra de HDL. Incluye el LDL y otras lipoproteínas de distinta densidad.
Además, los médicos suelen pedir el análisis de los niveles de triglicéridos, que son grasas distintas al colesterol que almacenan la energía excesiva derivada de los alimentos y que también pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, especialmente en las mujeres.
Valores normales de colesterol y triglicéridos
Los valores en sangre difieren en hombres y mujeres, y también según la edad. En los adultos, se consideran los siguientes:
Hombres (mg/dl) | Mujeres (mg/dl) | |
Colesterol total | Hasta 200 | Hasta 200 |
LDL | Menos de 100 | Menos de 100 |
HDL | 40 o más | 50 o más |
No HDL | Menos de 130 | Menos de 130 |
Triglicéridos | Menos de 150 | Menos de 150 |
La importancia de la glucemia
La glucosa o el azúcar que ingerimos con los alimentos que contienen hidratos de carbono son fundamentales para fabricar energía en las células del organismo. Pero el procesamiento de la glucosa desde que se absorbe en el intestino hasta que llega al interior de las células requiere la intervención de hormonas, como la insulina, y una serie de pasos que se alteran en distintas enfermedades, especialmente en la diabetes.
Para evaluar cómo procesa una persona los azúcares que ingiere, se mide la cantidad de glucosa en sangre (glucemia) o en la orina (glicosuria). Es muy importante tomar estas mediciones en ayunas y repetirlas en distintos momentos para hacer el diagnóstico de una enfermedad.
Normalmente, la orina no debería contener casi nada de glucosa (hasta 0,08 mmol/l). Pero cuando el riñón detecta un exceso de glucosa en la sangre, la elimina con la orina. Un nivel alto de glucosa en la orina puede indicar diabetes o un trastorno renal.
En la diabetes, el páncreas no produce suficiente insulina o el organismo no es capaz de procesarla, por lo que la glucosa se acumula en la sangre. De ahí que lo más efectivo para diagnosticarla sea extraer una muestra de sangre en ayunas.
Por qué en ayunas
Durante el ayuno, el nivel de glucosa en la sangre oscila entre 70 y 100 mg/dl. Un valor por encima de 126 mg/dl se considera hiperglucemia y es uno de los marcadores de la diabetes. Si la diabetes es por falta de producción de insulina, se considera de tipo 1. Pero si la hiperglucemia se debe a que el cuerpo resiste la insulina producida por el páncreas, se la clasifica como diabetes tipo 2.
Los niveles alterados de glucemia (altos o bajos) puede ser señal de trastornos en el páncreas, en la tiroides y en las glándulas suprarrenales, además del riñón y del hígado.
Durante el embarazo, es importante realizar una prueba de tolerancia oral a la glucosa para poder detectar una diabetes gestacional. En esta prueba, se obtiene una muestra de sangre en ayunas y dos o tres horas después de consumir un alimento con azúcar (por ejemplo, un jarabe).
Por Alejandra Folgarait @alefolgarait
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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