12 noviembre, 2022
Uno de cada diez niños nace antes de las 37 semanas, el tiempo considerado normal para una gestación humana. Estos recién nacidos prematuros todavía tienen algunos de sus sistemas orgánicos inmaduros y, en muchos casos, necesitan apoyo externo para sobrevivir. Aunque la tecnología y la medicina neonatal han avanzado mucho en los últimos años, la prematurez continúa siendo un problema enorme para las familias y para la salud pública, ya que causa discapacidad y muerte neonatal, además de altos costos de atención. En Argentina, el nacimiento de niños prematuros había bajado en pandemia, pero ha vuelto al nivel del 2019.
Tendencias que aumentan la prematurez
Según la Organización Mundial de la Salud, nacen cada año más de 15 millones de niños prematuros, principalmente en países pobres, pero también en desarrollados. Alrededor de un millón no sobreviven. Los embarazos en adolescentes y, también, en mujeres cada vez mayores contribuyen al aumento de bebés prematuros. La difusión de la fertilización artificial también aumenta el riesgo de tener partos prematuros, ya que se producen nacimientos múltiples antes de que se complete el tiempo de gestación.
En la Argentina, según los últimos datos de UNICEF, el 7,3% de los nacimientos correspondió en 2017 a recién nacidos de peso menor a 2.500 gramos. Dos tercios de éstos fueron pretérmino.
Factores de riesgo para un nacimiento prematuro
Hay muchos factores que aumentan las posibilidades de que un niño nazca antes de la semana 37. Entre ellos, figuran:
- Haber tenido un parto prematuro previo
- Embarazo adolescente
- Embarazos múltiples
- Hipertensión y Eclampsia
- Diabetes
- Tabaquismo
- Consumo de alcohol y drogas
- Estrés
“La natalidad está bajando en todo el mundo y en la Argentina, también”, señala Vecchiarelli, quien también es coordinadora de la fundación FUNDASAMIND. “Durante la pandemia de COVID-19 bajaron los partos prematuros, quizás porque las mujeres hacían más reposo en sus casas o tenían más controles”, dice la neonatóloga. “Pero hoy volvemos a tener la misma cantidad de partos prematuros que en 2019, al menos en nuestro sanatorio”.
Durante la etapa más álgida del COVID-19, se restringió el contacto de los bebés internados con familiares. Hoy la vinculación del bebé prematuro se ha normalizado, incluso sin obligación de uso de barbijo si el paciente no tiene trastornos respiratorios, informa la pediatra.
Cuidados del niño prematuro
A diferencia de lo que ocurría tan sólo unas décadas atrás, hoy sobreviven bebés de incluso 22 semanas de gestación. Pero, a veces, las consecuencias son graves: desde parálisis cerebral hasta sordera y ceguera. También trastornos del desarrollo pueden afectar a los niños que llegan al mundo mucho antes de tiempo. Por eso se insiste en los cuidados durante la gestación y la importancia de atender los factores de riesgo. Mujeres que presentan hipertensión, diabetes u otros factores predisponentes a partos prematuros. Y una vez producido el nacimiento, se insiste en el contacto físico, la lactancia materna y la regulación de la temperatura para ayudar a los pequeños a madurar.
“No todos los bebés prematuros necesitan cuidados neonatológicos intensivos, pero si nacen antes de las 35 semanas y tienen menos de 2 kilos de peso generalmente requieren algún tipo de cuidado especial”, apunta Carmen Vecchiarelli, subjefa de Neonatología del Sanatorio Otamendi, uno de los centros argentinos pioneros en el tratamiento de embarazos de alto riesgo y prematurez. “Es importante saber que un bebé prematuro necesita atención, pero también la necesita la mamá, que a veces tiene miedo de tocar a su bebé en la incubadora. Y también la necesita la familia”.
En el Otamendi, informa la pediatra y neonatóloga, los Cuidados Intensivos Neonatológicos son de puertas abiertas. Se fomenta el contacto del bebé prematuro con la mamá y la pareja, los abuelos y los hermanos. Ese contacto familiar es tan importante como el tratamiento médico de los prematuros.
Avances en prevención y tratamiento
Los bebés nacidos en forma prematura suelen tener bajo peso al nacer (menos de 2.500 gramos) y algunos requieren asistencia para respirar. Afortunadamente, hoy existen nuevas tecnologías y fármacos que colaboran con la maduración pulmonar y neurológica. No es el caso de la progesterona por vía vaginal, que recientemente se ha desaconsejado como medicación para prevenir los partos prematuros.
La mayoría de los bebés prematuros (más del 80%) tienen entre 32 y 36 semanas de gestación. Su muerte puede evitarse, según la OMS. Con cuidados simples como evitar la hipotermia, envolviéndolos en mantas y poniéndoles gorros, y posponer dos o tres minutos el pinzamiento del cordón umbilical. Sólo el 10% de los bebés prematuros necesitan ser reanimados al nacer. “El inicio temprano de la lactancia materna dentro de la primera hora posterior al nacimiento, reduce la mortalidad neonatal y disminuye el riesgo de hipoglucemia”, señaló el pediatra mejicano Ulises Reyes Gómez.
Por su parte y con relación a los prematuros en Argentina, la neonatóloga Carmen Vecchiarelli subraya el uso cada vez más difundido de corticoides, sulfato de magnesio y nuevas tecnologías de ventilación respiratoria. Pero lo que más impactó en el aumento de la sobrevida de los bebés prematuros en Argentina en los últimos años fue la conciencia de la importancia de la nutrición en las embarazadas y, también, los controles periódicos durante la gestación. “Los hábitos saludables, la buena nutrición y el seguimiento de la mujer embarazada son factores que pueden prevenir la prematurez”, subraya la pediatra, quien también destaca, en consonancia con UNICEF, la importancia del abrazo familiar para la vida de los bebés prematuros.
Impacto a futuro
En la Argentina, 1,1% de los bebés nacen con menos de 1,5 kg de peso, según cifras de UNICEF. “En nuestro país, el problema del peso es más importante que el de la prematurez, pero es diferente en otros países y puede cambiar a futuro”, informa Vecchiarelli.
El calentamiento global, los eventos climáticos extremos, la transmisión de vectores de enfermedades y la contaminación del aire auguran mayor estrés parental y también más complicaciones gestacionales, advirtieron Pauline Mendola y Sandie Ha, investigadoras de la Universidad de Buffalo, Estados Unidos, en la revista Fertility and Sterility. Quienes hoy tienen problemas para concebir y llevar a término un embarazo podrían enfrentar más complicaciones si no se toman medidas para mejorar la atención de los embarazos de riesgo y los nacimientos prematuros. Si se quiere proteger el futuro de la humanidad, los servicios obstétricos y neonatales deberían prepararse en todo el mundo para las emergencias ambientales, alertan los expertos.
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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