Vacunas: Lo que hay que saber antes del invierno

13 abril, 2021

La pandemia de coronavirus tiene al mundo pendiente de la distribución de las vacunas, única herramienta capaz de prevenir la enfermedad que amenaza a la humanidad. Es un buen momento, entonces, para recordar el valor de las vacunas. Especialmente cuando comienza el invierno, la estación más propicia para las enfermedades respiratorias, entre las cuales sobresalen la influenza (gripe) y la neumonía.
“Las vacunas salvan vidas y deben mantenerse incluso durante la pandemia de COVID-19. Las personas más vulnerables no deben sufrir las consecuencias de no recibir las vacunas que necesitan”, dijo Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Vacuna antigripal

La vacuna antigripal estacional ya está disponible para todos los grupos que tienen más riesgo de enfermar y sufrir complicaciones: mayores de 65 años, embarazadas, niños entre 6 y 24 meses, y personas con enfermedades crónicas (patologías cardiovasculares, enfermedades pulmonares, problemas de riñón, diabetes, etc.) También debe ser vacunado el personal de salud y el que se desempeña en hogares de ancianos.

Cada año hay que recibir una nueva dosis de vacuna antigripal, ya que los virus de la influenza sufren mutaciones y las vacunas se adaptan a sus nuevas características. Vale aclarar que los niños entre 6 y 24 meses deben recibir dos dosis de vacuna, con un intervalo de un mes.

La vacuna antigripal tiene entre 70 y 90% de eficacia para prevenir la gripe en menores de 65 años. En los adultos mayores, su eficacia alcanza a casi el 60%. Esto significa que las personas vacunadas serán inmunes durante el invierno a las tres o cuatro cepas de influenza que más circulan cada año, pero podrán igualmente padecer enfermedades respiratorias causadas por otros virus, incluidos los coronavirus que causan los resfríos comunes y el nuevo coronavirus SARS-COV-2 que causa la neumonía denominada “COVID-19”.

Existen vacunas que pueden prevenir otro tipo de neumonías. Las vacunas más eficaces hoy para evitarlas son las desarrolladas contra cepas del neumococo.

Contra la neumonía

Streptococcus pneumoniae es una bacteria potencialmente mortal que puede ser prevenida mediante la vacuna conjugada 13 valente (PCV contra 13 cepas) y la vacuna polisacárida 23 valente (PPV 23 cepas). Ambas vacunas son eficaces y se administran en esquemas o secuencias a quienes se encuentran enmarcados en los grupos de riesgo. Es importante que los adultos mayores reciban la PCV13 al cumplir 65 años, y un refuerzo al año con vacuna PPV 23.

Ni la vacuna antigripal ni la antineumocócica producen efectos adversos importantes. Ambas vacunas se pueden dar juntas pero con diferentes jeringas. Si bien la antigripal se recomienda para embarazadas, no se aconseja que ellas reciban la vacuna antineumocócica.

Atención, niños

Más allá de las enfermedades respiratorias, hay otras dolencias que amenazan especialmente a los niños. Debido a la falta de vacunación y otros factores, ha resurgido en los últimos años el sarampión en todo el mundo. En el continente americano, se reportaron más de 20.000 casos en 2019 y, finalmente, el sarampión llegó a la Argentina. Las autoridades sanitarias subrayan actualmente la importancia de que más del 95% de la población esté vacunada contra el sarampión para crear un “efecto rebaño” y proteger a quienes no pueden recibir la vacuna por razones médicas.

Aunque habitualmente se cree que el sarampión ocasiona sólo una dolencia leve con fiebre y pasajeras manchitas rojas, lo cierto es que puede causar graves complicaciones en niños no vacunados (neumonía, convulsiones, ceguera) y llevar a la muerte.

Para prevenir el sarampión existen vacunas que inmunizan no sólo contra el virus del sarampión sino también contra otros virus que afectan a niños y adultos. La vacuna conocida como “triple viral” previene el sarampión, las paperas (parotiditis) y la rubéola. La “doble viral” inmuniza contra el sarampión y la rubéola.

Según el Ministerio de Salud de la Nación, los niños deben recibir usualmente la primera dosis de vacuna triple viral al cumplir 1 año y una segunda dosis a los 5 años. Como medida excepcional durante el brote actual, se incorporó una “dosis cero” de vacuna entre los 6 y 11 meses de vida. Las personas nacidas antes de 1965 son consideradas inmunes y no deben vacunarse.

Otras enfermedades graves que evita la vacunación

Pero la posibilidad de protegerse de enfermedades graves y contagiosas comienza antes: los recién nacidos deben recibir la vacuna contra la hepatitis B y contra la tuberculosis (BCG). A los dos meses, ya están listos para la primera dosis contra el neumococo (PVC13), que se repite a los 4 meses y debe reforzarse al año. A los dos meses, el bebé también debe recibir la primera dosis de vacuna contra la poliomielitis.

La poliomielitis es una enfermedad muy transmisible, que puede ser grave y afecta principalmente a menores de 5 años. Puede dañar el sistema nervioso, causar parálisis y hasta ocasionar la muerte.

A partir de junio de 2020, comienza en la Argentina un nuevo esquema de vacunación contra la polio. Ya no se darán más las “gotitas” de la vacuna Sabin, que se reemplazarán por la vacuna inyectable Salk (IPV), que está elaborada con tres tipos de virus inactivados. El nuevo esquema de vacunación constará de tres dosis y un refuerzo de IPV (2, 4 y 6 meses de edad, y al ingreso escolar).

El calendario de vacunación en la Argentina incluye otras vacunas (contra la meningitis, la hepatitis A, la difteria, el tétanos, la tos convulsa, la diarrea por rotavirus, el virus del papiloma humano) que se administran en distintos momentos del desarrollo. Es importante que cada persona cuente con un carnet unificado de vacunación, donde deberá figurar cada una de las vacunas recibidas a lo largo de la vida. Conviene guardarlo en un lugar seguro y tener una fotocopia de la última versión, por si se pierde. El carnet de vacunación es el pasaporte más seguro a una vida saludable.