25 noviembre, 2020
Tras meses de distancia social, cines cerrados y deportes olvidados, las personas empiezan a sentir la fátiga pandémica. La idea de cuidarse se vive como un peso y puede ser contraproducente para la curva de contagios.
Cada vez más personas experimentan ansiedad, depresión o, incluso, necesidad de desafiar los límites que se imponen desde la salud pública. Reuniones multitudinarias clandestinas, relajamiento en el uso de máscaras, discusiones destempladas por redes sociales, negación de los riesgos de ciertas actividades, baja adherencia a las normas son algunos de los síntomas más preocupantes.
Algunos expertos ya hablan de la “fatiga pandémica” y el riesgo que implica. Un síndrome que reúne síntomas psíquicos, físicos y sociales que se producen tras un estrés prolongado y que conducen a dificultades para aprender y trabajar.
El cansancio puede conducir a un incremento de las infecciones por COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre un cansancio emocional que conduce a la apatía. La “fatiga pandémica”, dice la OMS, es una reacción natural y esperable a la adversidad prolongada. Se expresa como falta de motivación para protegerse y de interés sobre cuestiones relacionadas con el COVID-19.
Aunque es natural que las personas sientan esto, las autoridades sanitarias de todo el mundo empiezan a preocuparse por la falta de cuidados de la población exhausta. Incluso en lugares como la Argentina -donde la llegada de temperaturas cálidas y los anuncios de potenciales vacunas y de buenos resultados con plasma de personas convalecientes mejoraron el humor de muchas personas-, el cansancio puede conducir a un incremento de las infecciones por COVID-19, advierten especialistas.
Se han registrado eventos supercontagiadores al aire libre, en personas que no usaban máscaras o no mantenían una distancia prudencial.
“Tengo mucho miedo del verano, aún teniendo vacunas”, señaló Ginés González García, ministro de Salud, por la televisión. Muchos expertos repiten lo mismo por lo bajo.
La llegada de una vacuna en 2021 no será la solución mágica. “Tendremos que seguir cuidándonos”, advirtió recientemente el reconocido infectólogo estadounidense Anthony Fauci.
Medidas de auto-cuidado
Un estudio publicado recientemente en la revista Nature, basado en datos de teléfonos móviles en grandes ciudades de los Estados Unidos, identificó que comer dentro de restaurantes es una de las actividades más riesgosas a la hora del contagio.
Los gimnasios también son espacios de peligro, ya que en ellos se han producido “eventos supercontagiadores”, donde una persona transmite el coronavirus a muchas otras. De ahí la importancia de que mantengan la limpieza, la distancia entre las personas y la obligatoriedad del uso de máscaras. Pero también se han registrado eventos supercontagiadores al aire libre, en personas que no usaban máscaras o no mantenían una distancia prudencial.
¿Cómo evitar la fatiga y la frustración?
Estos sentimientos, después de tantos meses, pueden generar situaciones de riesgo que conduzcan a una segunda ola de la pandemia, como se observa en Europa.
La psiquiatra Julie Graziane recomienda cambiar el enfoque sobre las medidas de aislamiento. “No conviene pensarlas como imposiciones forzadas sino como acciones que se eligen libremente para ayudar a otros”, señala la especialista de la Universidad Penn State, en Estados Unidos.
Dejarse espacio para actividades placenteras, establecer nuevas rutinas de entretenimiento y sueño, practicar ejercicios son estrategias efectivas para contrarrestar el cansancio. “Pero hay que continuar manteniéndose vigilante, incluso en las próximas fiestas”, subrayó Graziane.
Prepararse para celebrar en forma segura la Navidad y el Año Nuevo puede parecer prematuro, pero la OMS recomienda empezar a hacerlo.
REDACCIÓN PENSAR SALUD
Tags: covid y salud mental | estrés