4 enero, 2021
El 2020 fue el año marcado por la pandemia del coronavirus. Pero los expertos en ambiente también esperan que marque un quiebre en el vínculo que tenemos con la naturaleza.
“Si esperábamos una señal de alarma, el planeta se encargó de mostrarnos que nuestra forma de vincularnos con la naturaleza ya no es sostenible”, asegura Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre.
En tanto, Diego Salas, director de desarrollo de Greenpeace en Argentina, apunta: “La pandemia del COVID-19 ha sido el detonante que ha puesto en evidencia que los modelos de producción y de consumo deben cambiar, en Argentina y en el mundo”.
Fuego y desmonte en el bosque
Estos dos referentes definieron lo peor del 2020 en materia ambiental para Argentina, pero también rescataron algunos avances y fijaron la agenda para el 2021.
Incendios récord. Sin duda los incendios fueron el peor legado ambiental del 2020. Más de un millón de hectáreas fueron arrasadas por el fuego en el país, según el registro oficial. El 95 por ciento fueron intencionales o por negligencia humana.
El aislamiento por la pandemia redujo el impacto ambiental humano pero fue solo en los primeros meses y en las grandes ciudades.
“La conversión de ambientes naturales para nuevas áreas agrícolas y ganaderas no disminuyó. Los incendios forestales en el Delta y las provincias de centro y norte del país contribuyeron a aumentar la tasa de deforestación, que según adelantos oficiales podría duplicar los valores del 2019”, asegura Jaramillo.
Los bosques sin protección. “Sólo en el Gran Chaco argentino se deforestaron 50 mil hectáreas durante el aislamiento, entre marzo y octubre”, apunta Salas.
El bosque es clave para frenar inundaciones, morigerar las sequías y mitigar el cambio climático. Además es el refugio de fauna autóctona y el hogar de comunidades campesinas e indígenas.
Las señales no son buenas, asegura Jaramillo. Aunque los fondos para la implementación de la ley de bosques en el presupuesto 2021 duplican en el monto asignado en el 2020, no superan el 5 por ciento de lo que debería asignarse.
El mar en problemas
La devastación en el Mar Argentino. El mar argentino no es visto como parte del territorio nacional y menos como un sitio de biodiversidad a proteger.
Pero Salas advierte que la intensidad de la actividad pesquera establecida desde hace ya 50 años en esta región amenaza el hogar de animales en estado frágil y en peligro de extinción.
Jaramillo ejemplifica: “Se descartan al mar 110 millones de kilos de merluza muertas por año, por el incumplimiento de la ley federal de pesca que lo prohíbe”.
A su vez, este 2020 la industria petrolera avanzó con exploraciones sísmicas. Esta práctica consiste en bombardeos acústicos que provocan un impacto en más de 300 mil kilómetros cuadrados.
“El mar hoy puede compararse a un campo minado”, dice Salas, quien desde Greenpeace ha denunciado esta actividad en zonas marítimas frente a Buenos Aires, Mar del Plata y Tierra del Fuego.
Compromiso pobre. A fin de año, el presidente Alberto Fernández anunció una mejora en el compromiso de Argentina para frenar la crisis climática. La medida no está alineada con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 grados, según el Acuerdo de París.
A este anuncio flaco se suman las medidas que dispuso el Gobierno nacional para reactivar la economía tras la pandemia. Muchas están apuntaladas en los combustibles fósiles, principales responsables del calentamiento global.
Las buenas noticias
Pero, no todo fue negativo, aseguran los ambientalistas. Y realizan un punteo de hechos a destacar:
- Carbono neutral. El ambientalismo celebró la iniciativa de que Argentina alcance la neutralidad de carbono para 2050. Significa lograr un balance cero entre las actividades que emiten dióxido de carbono (quema de combustibles fósiles) y las que lo absorben (forestación).
- Microplásticos. Argentina es el primer país latinoamericano en prohibir la producción, importación y comercialización de microplásticos en la industria cosmética.
- Hay acuerdo. Argentina ratificó el Acuerdo de Escazú, que avala la importancia del acceso a la información pública en material ambiental y garantiza la participación de la ciudadanía.
- Proyecto Agujero Azul. Se trata de una iniciativa que busca crear el Área Marina Protegida Bentónica en el Agujero Azul. Esta zona alberga ecosistemas únicos con biodiversidad silvestre icónica, como la ballena franca austral.
- El yaguareté. Los guardianes del yaguareté (Panthera onca) aseguran que fue un buen año para este especie icónica de América pero en peligro crítico de desaparecer. Se obtuvieron registros de su presencia en el Parque Nacional El Impenetrable y en las Yungas. En Misiones, donde está la población más grande, hay indicios de que la especie se recupera.
Desafíos 2021
Entre los desafíos para el 2021, Salas cree que se debe actuar con mayor autoridad para penalizar la destrucción del bosque nativo. “Es urgente que se la considere un delito penal, sin posibilidad de evadirlo con el pago de multas económicas”, apunta.
Jaramillo y Salas también apuestan para que en el 2021 se sancione la ley de humedales. La norma garantizará que se realice un inventario de estos ecosistemas. Ocupan el 23 por ciento del territorio nacional y están muy amenazados por los emprendimientos agropecuarios e inmobiliarios.
“La recuperación económica no será posible sin incluir las variables sociales y ambientales. Si queremos reducir la probabilidad de futuras pandemias, debemos actuar ahora para detener el impacto ambiental”, concluye Jaramillo.
Tags: 2020 | ambiente | argentina | biodiversidad | cambio climático en Argentina | desmontes | incendios | mar argentino