11 septiembre, 2021
En su versión orgánica o bajo el paradigma agroecológico la agricultura ecológica tiene como principal foco reducir el impacto sobre la naturaleza (mediante la reducción de fertilizantes químicos o la implementación de ganadería bajo bosque, por ejemplo, que ayudan a mitigar la crisis climática).
Sin embargo, sus prácticas y productos propician también una mejor salud a través de una alimentación saludable. Por varios motivos:
- Sin agroquímicos. Eliminan el uso de agroquímicos que están asociados a un mayor riesgo de padecer enfermedades como cáncer, trastornos hormonales, neurológicos y de crecimiento.
- Más nutritivos. Presentan mayores concentraciones de micronutrientes como vitaminas, minerales y antioxidantes.
- Más diversos. La agroecología promueve la producción diversa de cultivos y especies, otro valor que predispone a una alimentación más sana.
Sin agroquímicos
Hay una razón indiscutible acerca de por qué los productos agroecológicos son más sanos: es una práctica que evita el uso de agroquímicos.
El efecto saludable es doble: no solo se reduce o desaparece la presencia de plaguicidas en el alimento, sino que se evitan las fumigaciones que afectan a las poblaciones rurales y periurbanas.
El paquete de agroquímicos que se utiliza en los cultivos tradicionales, sobre todo en huertas que abastecen los mercados de las ciudades, va desde productos con cierta inocuidad hasta de gran toxicidad.
Por ejemplo, varios plaguicidas utilizan cobre, que dentro de nuestro organismo desplaza a otros micronutrientes importantes. “Si desplaza al manganeso o el zinc ese individuo puede tener problemas de crecimiento, de esterilidad, hipertensión, depresión, excitación, cefalea, vómitos, diarreas”, describe Beatriz Zumalave Rey, investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Y agrega: “La agroecología es clave para evitar el uso de agroquímicos en los periurbanos”. Los cinturones verdes, que limitan con las ciudades, son los principales proveedores de verduras de las urbes.
En las frutas y en la sangre
Hace un par de años, se conoció un alarmante informe del SENASA, hecho público tras un recurso de amparo de la ONG Naturaleza de Derechos. En el 63 por ciento de los controles en frutas, verduras y hortalizas (realizados por este organismo en los mercados de abasto de Argentina de Ciudad de Buenos Aires, La Plata y General Pueyrredón entre 2011 y 2013) se detectó la presencia de agroquímicos.
Entre las sustancias encontradas había,
- glifosato,
- atrazina y
- paraquat,
habilitadas para su uso. Pero también productos prohibidos como
- DDT,
- endosulfán y
- metamidofos.
Los agroquímicos pueden generar problemas a la salud por una intoxicación aguda, pero también son potencialmente peligrosos si su consumo es en pequeñas dosis de manera crónica. Están asociados a un aumento en el riesgo de padecer cáncer, problemas neurológicos, de crecimiento y en el sistema reproductivo.
Varios estudios en Argentina han detectado la presencia de estas sustancias o sus metabolitos en la sangre de personas que viven cerca de establecimientos agrícolas.
Prácticas ecológicas
Por el contrario, la agroecología y la práctica orgánica utilizan fertilizantes naturales, como cultivos de cobertura, vermicompostaje (compost de lombrices) o estiércoles animales. Y el control de plagas se realiza de manera natural.
Por ejemplo, a través de la promoción de insectos predadores. Y también de modo manual, con la extracción de maleza, la colocación de trampas para insectos plagas y el uso de preparados ecológicos.
De esta manera, se promueve una transición agroecológica en suelos que antes sufrieron labranzas tradicionales. Con los años, se van eliminando los remanentes de agroquímicos.
Más nutritivos
Varios estudios han detectado mayores niveles de micronutrientes en los alimentos producidos de manera orgánica o agroecológica, versus la forma tradicional de producción.
Un estudio realizado con diferentes variedades de pimientos y ajíes encontró que aquellos cultivados con procedimientos más ecológicos contenían mayores concentraciones de vitamina C y compuestos fenólicos, que mejoran las defensas de nuestro organismo.
El trabajo observó que el cambio en las concentraciones de estos micronutrientes se da en la etapa de maduración, en la que el fruto es más sensible a las condiciones del suelo. Y sugiere que en un suelo con más niveles de fertilizantes como los de una labranza convencional, se generarían diluciones de estos micronutrientes.
Otro trabajo encontró las mismas diferencias a favor de lo orgánico en cultivos de maíz.
También varios estudios indican un mayor contenido de hierro, magnesio y fósforo en cultivos ecológicos. Estas variaciones se explicarían porque la mayor presencia de microorganismos en los suelos bajo sistemas ecológicos genera compuestos bioactivos que las plantas absorben del sustrato.
Los cultivos ecológicos presentan menores niveles de proteínas porque los métodos de fertilización dejan menos nitrógeno disponible. Sin embargo, los productos lácteos orgánicos contienen más proteínas y de grasas saludables, según una revisión de las publicaciones científicas.
Ágricultura ecológica y diversidad
Además, la agroecología promueve la producción diversa de cultivos y especies, otro valor que predispone a una alimentación más sana.
“Un consumo variado de cereales, legumbres, frutas, hortalizas y productos de origen animal contribuye a mejorar los resultados nutricionales. Además, la diversidad genética de distintas variedades, razas y especies es importante a la hora de aportar macronutrientes, micronutrientes y otros compuestos bioactivos a la alimentación humana”, asegura la FAO.
Por Lucas Viano @LucasViano
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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