Debilidad muscular antes y después del COVID-19

Actividad física y Covid-19
7 septiembre, 2021

La debilidad muscular -pérdida de fuerza y masa muscular- es una de las secuelas más frecuentes en personas que tuvieron COVID-19. Esta condición es aún más común entre quienes padecieron cuadros graves y en adultos mayores.

Sin embargo, los especialistas y la evidencia indican que también puede afectar a personas jóvenes que cursaron cuadros moderados. Incluso, varios estudios asocian la debilidad muscular con una mayor probabilidad de desarrollar COVID-19 grave.

“Desde el año pasado se vio que el COVID-19 provocaba sarcopenia, que implica no solo pérdida de masa muscular, sino también pérdida de fuerza y de funcionalidad”, explica Javier Álvarez, médico del área de terapia intensiva del Hospital Austral de Buenos Aires.

Y agrega: “Es más frecuente en las personas que atravesaron cuadros de moderados a severos, que requirieron internación en terapia intensiva. En estos últimos casos, cerca del 50 por ciento padece sarcopenia”.

Causas de sarcopenia

La sarcopenia tiene causas de fondo, como los problemas alimentarios y de sedentarismo que arrastran los argentinos y que se agravaron durante la cuarentena.

Sedentarismo. Más del 50 por ciento de los argentinos no realizan actividad física suficiente, lo que entre otras consecuencias provoca debilidad muscular. “Con la pandemia, vino el aislamiento y la cuarentena que provocaron un impacto físico en todas las edades”, agrega Álvarez.

Alimentación. El estado nutricional de los argentinos no es bueno y la pandemia agravó este punto con un mayor consumo de comida chatarra y de alimentos de baja calidad proteica.

Pero además existen impactos que genera el propio COVID-19. Una revisión científica publicada en la revista Aging and Desease, repasa estas causas.

Inflamación. El virus impacta directamente en los músculos al generar una inflamación sistémica porque afecta la síntesis de proteínas. “Los efectos de la inflamación y la enfermedad aguda pueden agravarse con la edad”, dice el trabajo.

Vitamina D. La sarcopenia está asociada con un déficit en la Vitamina D. Y los niveles bajos de este nutriente también se vinculan a la posibilidad de desarrollar cuadros más graves de COVID-19.

Internación. La internación supone que el paciente permanezca varios días en reposo. “Se han detectado cuadros de sarcopenia aguda en pacientes que estaban en buena forma y activos antes de la admisión al hospital, pero que luego experimentaron graves deterioros en su función muscular”, indica la revisión.

Tratamiento. Algunos tratamientos generan pérdida de masa muscular. “La dexametasona puede aumentar el riesgo de sarcopenia aguda en pacientes ya vulnerables”, dice el trabajo de Aging and Desease. Otro trabajo agrega a los antivirales como otra droga que podría provocar pérdida de masa muscular.

Impacto de la debilidad muscular después del COVID en jóvenes y sanos

Álvarez explica que la debilidad muscular después del COVID-19 debe entenderse como un proceso que avanza desde el inicio de los síntomas. “En algunos pacientes leves o sin internación también hay una afectación de la fuerza muscular. Les cuesta volver al ritmo habitual, caminar o realizar actividad física. Esto se suma a la falta de aire y la fatiga”, detalla.

El médico cuenta que en el Hospital Austral muchos pacientes internados no pueden incorporarse en la cama o levantarse de la silla. Incluso no pueden volver a caminar.

“Hemos tenido casos de deportistas profesionales que necesitaron varios meses de recuperación para volver a entrenar. El COVID-19 provoca baja de peso del 10 al 30 por ciento y predomina la pérdida de tejido muscular”, afirma.

Sarcopenia con señal de mal pronóstico

A su vez, tener sarcopenia puede ser señal de un mal pronóstico si la persona se infecta con coronavirus. Un estudio retrospectivo realizado en Italia determinó que las personas que llegaban al hospital con pérdida muscular tenían más riesgo de terminar internadas en terapia intensiva.

Los científicos sugieren que los médicos deben informar esta condición de sarcopenia para anotarlo como un factor de riesgo.

En tanto, en Corea del Sur otro estudio determinó que los pacientes con COVID-19 que ya son hospitalizados con debilidad muscular permanecieron internados más tiempo.

Los investigadores siguieron a 121 pacientes por 60 días. Los pacientes con sarcopenia (29) estuvieron hospitalizados en promedio 55 días, en comparación con los 28 días entre el grupo no sarcopénico.

Además, la mortalidad fue del 17,2 por ciento en el primer grupo, mientras que en el segundo fue de 2,2 por ciento.

“Las personas que ya tienen sarcopenia tienen mayor riesgo de tener una mala evolución, es decir, incrementan las posibilidades de terminar en terapia intensiva, tener complicaciones cardiovasculares y neurológicas”, confirma Álvarez.

Recuperación progresiva

El especialista explica que la recuperación de un cuadro de sarcopenia aguda depende de cada paciente. Pero asegura que hay dos grandes puntales. El primero es un plan de nutrición para incorporar alimentos con proteínas de alta calidad.

El segundo es reiniciar la actividad física de manera progresiva. “Primero con actividades cotidianas y luego con algún plan. Debe estar acompañado por un profesional. Hay un reposo pos enfermedad obligatorio de por lo menos 10 días, inclusive en los asintomáticos”, detalla.

Y agrega que si en la recuperación el paciente presenta algún síntoma de COVID-19 u otros problemas como fatiga, hay que suspender la actividad física. “También hay que monitorear las otras secuelas como trastornos respiratorios, cardiacos y neurológicos”, advierte.

REDACCIÓN PENSAR SALUD
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