20 septiembre, 2022
Los edulcorantes artificiales están en todas partes: gaseosas, jugos, comidas y postres contienen moléculas que endulzan fuertemente sin aportar calorías. Pero lo que nació como una solución al exceso de azúcar en la alimentación moderna se puede transformar en un problema. Según nuevos estudios, algunos edulcorantes se asocian a trastornos cardiovasculares y otros, a cánceres ¿cuáles tienen más riesgos?
El azúcar es indispensable para que el cuerpo pueda obtener energía y realizar correctamente todas sus funciones. Desde el movimiento de los músculos hasta el bombeo de la sangre, la velocidad del pensamiento y la planificación a futuro. Pero el exceso de azúcar para endulzar las comidas preparadas y las bebidas se convirtió en un problema sanitario en los últimos tiempos. De la mano del azúcar omnipresente, el sobrepeso, la obesidad y la diabetes se transformaron en epidemia. Las autoridades sanitarias comenzaron a reclamar, entonces, una disminución en el contenido de azúcar de los alimentos. Los consumidores, por su parte, a rechazar los productos que engordan.
Para evitar el azúcar, disminuir la ingesta de calorías y conservar el sabor dulce, la industria de la alimentación desarrolló distintos edulcorantes artificiales. Sacarina, aspartamo, sucralosa o stevia son sólo algunos de ellos, pero no todos son igualmente inocuos.
Investigación israelí: microbioma y glucosa
Un reciente estudio israelí comparó los edulcorantes más utilizados en el mundo. Como resultado, encontró que un par de ellos producen cambios significativos en el metabolismo intestinal y en el procesamiento del azúcar. Con impacto negativo para el organismo.
Los investigadores del laboratorio de Eran Elinav, en el Instituto Weizmann, prueban desde el año 2014 la acción de distintos edulcorantes artificiales en humanos y animales de laboratorio.
Así, descubrieron recientemente que consumir sacarina, aspartamo, sucralosa o stevia durante apenas dos semanas modifica la composición y el funcionamiento del microbioma. Se trata del conjunto de bacterias que habitan en el intestino y que son fundamentales para procesar los alimentos y el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Cada edulcorante modifica en forma diferente las bacterias intestinales y lo hace en forma distinta en cada individuo. Pero esos cambios no son inofensivos. Algunas bacterias aprovechan los edulcorantes artificiales para prosperar sobre otras. Modifican no sólo la digestión de alimentos sino también la producción de compuestos defensivos del organismo.
Intolerancia a la glucosa
La sacarina y la sucralosa, además, generan intolerancia a la glucosa en quienes las consumen. Esta alteración en el procesamiento de los azúcares puede conducir, con el tiempo, a aumentar el nivel de glucosa en sangre y a generar un síndrome metabólico, obesidad o diabetes.
Los investigadores israelíes subrayan que tomar en cuenta el riesgo de los edulcorantes artificiales no implica abandonarlos completamente para volver a consumir azúcar en grandes cantidades. Por el momento, el estudio publicado en la prestigiosa revista Cell sólo alerta sobre los cambios en el microbioma y los niveles de azúcar en sangre.
“Nuestros hallazgos refuerzan la teoría que considera al microbioma un centro que integra señales provenientes de los sistemas del propio organismo con factores externos. Como la comida que ingerimos, los fármacos que tomamos, el estilo de vida y el entorno que nos rodea”, explica Elinav.
Impacto cardiovascular: cuáles edulcorantes tienen más riesgos
Más de 23.000 productos contienen hoy algún edulcorante. Por su parte, el mercado cada vez utiliza más estos aditivos para garantizar sabor y bajas calorías en los alimentos y bebidas.
Pero otro estudio reciente, conocido como NutriNet-Santé y publicado en el British Medical Journal, reveló que los edulcorantes presentes en bebidas y lácteos también pueden afectar al corazón y el cerebro.
Tras registrar el consumo de edulcorantes de más de 100.000 franceses y la evolución de su salud, investigadores liderados por Mathilde Touvier concluyeron que la ingesta de aspartamo (comercializado como Nutrasweet y Equal) se asocia con enfermedades cerebrovasculares. Por otro lado, la sucralosa (Sucaryl y Splenda) y el Ace- K (conocido como Sweet One) aumentan el riesgo de enfermedades coronarias.
La Oficina de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos establece las dosis máximas diarias consideradas seguras para cada tipo de edulcorante. Sin embargo, algunos consumidores no controlan la cantidad que ingieren con las comidas e infusiones. Aunque los investigadores franceses reconocen que el consumo ocasional probablemente no tenga impacto cardiovascular, advierten que la ingesta de 77 mg diarios (unos dos sobrecitos) aumenta la probabilidad de tener infartos cardíacos o cerebrales.
Evitar lo dulce
El mismo grupo francés de investigadores encontró también una asociación entre el consumo de bebidas (gaseosas, infusiones, jugos) sin calorías y el riesgo de desarrollar cáncer, según publicaron en la revista PLOS Medicine. El riesgo fue mayor en quienes consumían bebidas endulzadas con aspartamo y Ace-K.
Aunque el riesgo de los edulcorantes todavía debe ser confirmado con evidencias más contundentes, los científicos enfatizan que es importante saber que estos aditivos no son inertes y pueden traer problemas a largo plazo si se consumen en exceso.
Lo mejor, recomiendan los nutricionistas, es disminuir el consumo de alimentos con sabor dulce, ya sea que contengan azúcar natural o endulzantes artificiales.
Es que tanto el azúcar como los edulcorantes pueden conducir al cáncer. De hecho, un flamante estudio norteamericano mostró que basta ingerir dos bebidas diarias con azúcar natural para subir un 5% el riesgo de desarrollar un cáncer, según los investigadores de la Sociedad Norteamericana de Cáncer. Acostumbrar el paladar al agua y a comidas poco dulces es el mejor consejo para vivir más años.
PENSAR SALUD
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