1 febrero, 2021
Las pruebas para el diagnóstico del SARS-CoV-2 −el virus causante de COVID-19− son necesarias tanto para tratar la enfermedad como para evitar los posibles contagios en un contexto de pandemia.
El test PCR permite detectar parte del material genético de un patógeno o microorganismo. Su uso ya era común y de rutina en laboratorios de microbiología de hospitales antes de la pandemia.
Ante cualquier caso sospechoso, la directriz sanitaria es la realización de una prueba que detecte la presencia del virus en su fase activa.
Las pruebas que existen:
- El PCR o pruebas moleculares (sigla en inglés de “Reacción en Cadena de la Polimersa”) es el más utilizado y eficaz para saber si se trata de un caso de COVID-19 en menos de 24 horas. Se toma una muestra por hisopado de nariz y/o garganta.
- También existen pruebas por antígenos (test rápidos) que sirven para diagnosticar la enfermedad, aunque con un margen mayor de falsos negativos. Se recolecta por saliva o hisopado y es analizado en una tira reactiva. En 15 minutos puede estar el resultado.
- Por otra parte, están las pruebas serológicas que detectan los anticuerpos que produce el organismo humano cuando ya se superó la enfermedad. Se toma una muestra de sangre y se hace en laboratorio.
PCR y test rápidos
“Hasta ahora contamos con pruebas para confirmar la infección, para identificar casos asintomáticos o para ver cuántas personas ya pasaron el COVID-19. En un paciente que tiene síntomas, la prueba diagnóstica por excelencia, la más utilizada es la PCR. El resultado demora entre cuatro y seis horas. Es caro, sale entre 8 y 10 mil pesos cada test. Da un resultado que permite saber si el paciente tiene o no tiene Coronavirus. Como todas las pruebas, tiene un falso negativo que va entre el 10 y el 30 por ciento, aunque es el más efectivo. Cuanto más temprano se hace, más posibilidades de que dé falso negativo. Por eso si la persona sigue empeorando, pese a que le haya salido negativo, se realiza una segunda prueba en menos de 72 horas”, señala el infectólogo Omad Sued, director de Investigaciones de Fundación Huésped.
El test PCR permite detectar parte del material genético de un patógeno o microorganismo. Su uso ya era común y de rutina en laboratorios de microbiología de hospitales antes de la pandemia.
Otras pruebas son las de antígeno. En este caso, explica Sued, “el hisopado es analizado en una tira reactiva, en lugar de llevarlo a laboratorio. Si marca color, es que hay antígeno del virus ahí. Es menos sensible que la PCR, detecta menos casos, pero tiene una buena correlación en las personas que tienen una carga viral muy alta, potencialmente los casos que más transmiten. Si tengo una persona con síntomas, le hago esa prueba y da positivo, ya sé que tiene COVID y que tiene que estar aislada porque contagia mucho. Después se le hará un PCR para reconfirmarlo”.
Según el Sued, “en pacientes asintomáticos también se puede utilizar pero es posible que haya más falsos negativos. Si tenés la plata y la posibilidad de hacerlo, como el caso del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, algunas terminales de micros o aeropuertos, se realiza por hisopado o saliva y en 15 minutos disponés del resultado”.
Estudios serológicos
Las pruebas serológicas detectan la presencia de anticuerpos ante un virus, lo que permite determinar si la persona estuvo infectada o no con el SARS-CoV-2. Este tipo de test no se utiliza para diagnosticar la infección aguda por SARS-CoV-2, dado que los anticuerpos se desarrollan algunas semanas después de la infección.
“La búsqueda de los anticuerpos se realiza en barrios para ver cuánta gente se contagió. En ese sentido puede servir para tener una idea de cuántas personas están en riesgo o se han infectado. Esto va a ser de mucho uso cuando se empiece a aplicar la vacuna, porque la vacuna también genera anticuerpos. Servirá para hacer un control de la vacunación. Y además se utiliza para seleccionar a los donantes de plasma, para saber qué cantidad de anticuerpos generó la persona que ya pasó el virus”, señala Sued sobre las razones por las que se realizan este tipo de pruebas.
Cuándo realizarse el test
- Tenés síntomas como fiebre, tos, cansancio o falta de aire al respirar. Perdiste el gusto o el olfato, sufrís de diarreas o fuerte dolor muscular.
- No presentás síntomas, pero tuviste contacto cercano con alguien que dio positivo de COVID-19 o que se sospecha que tiene el virus: se recomienda aislamiento entre 10 y 14 días. En ocasiones, según la jurisdicción, también se recomienda un testeo rápido transcurridos 5 a 7 días del contacto.
- Si participaste de actividades que aumenten tu riesgo de contagio como viajes o reuniones con muchas personas. Se recomienda aislamiento entre 10 y 14 días. En ocasiones, según la jurisdicción, también se recomienda un testeo rápido transcurridos 5 a 7 días del evento contagiador.
- Si tu médico u otro profesional de la salud te lo recomienda.
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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