1 agosto, 2021
Las gotas al estornudar o toser no son las únicas que pueden transmitir el COVID-19. El contagio por aire hace rato que está comprobado.
El Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos confirmó que las partículas del coronavirus se transmiten por el aire.
Los expertos venían advirtiendo desde al año pasado sobre el riesgo de contagio al hablar o cantar. El reconocimiento de que el COVID-19 puede viajar más lejos por el aire de lo que se creía tiene implicancias importantes a nivel sanitario y edilicio.
Con la nueva variante Delta circulando, es importante tenerlo presente por ser la más contagiosa hasta el momento.
La ventilación de los ambientes y la separación entre las personas se vuelve central para el control de la pandemia.
En Argentina ya se había debatido en la temporada de verano, un protocolo que incluiría la prohibición del uso de aire acondicionados en hoteles y residencias turísticas.
Crucial: evitar espacios cerrados
La científica Linsey Marr, de la universidad Virginia Tech, probó que las partículas más pequeñas del virus SARS COV-2 llegan más allá de los 2 metros. Junto con otros colegas, Marr publicó en la revista Science un artículo donde reafirma este hecho. Además, advierte sobre la necesidad de utilizar máscaras en los ambientes cerrados, especialmente donde las personas permanecen durante un tiempo prolongado.
Las personas infectadas, aunque no tengan ningún síntoma, exhalan muchas partículas virales al respirar y hablar. El riesgo de la transmisión aérea, dicen los científicos norteamericanos, es mayor al de la transmisión por gotas, que es la forma tradicional de contagio en otros virus respiratorios, como el de la gripe.
En este escenario, el uso de máscaras (barbijos quirúrgicos o caseros) se vuelve más importante que nunca pese a que las personas ya estén vacunadas.
Los edificios públicos, escuelas y oficinas, se ven obligados a revisar sus sistemas de ventilación. Es importante poder garantizar un recambio continuo de aire fresco proveniente del exterior y el filtrado de partículas nocivas en el interior.
¿Qué pasa con el aire acondicionado y la calefacción?
Si bien se discute mucho sobre el uso de sistemas de aire acondicionado y calefacción, los especialistas en dinámica de fluidos advierten que es posible que los conductos de aire sean vías para el contagio. Por este motivo deberían instalarse filtros especiales, conocidos como HEPA, que permiten filtrar más del 99% de las partículas.
En los hogares, se recomienda abrir frecuentemente las ventanas, utilizar ventiladores frente a las ventanas en verano, y colocar en las habitaciones pequeños dispositivos que filtran el aire. Es preciso fijarse que los aparatos purificadores tengan certificados de calidad y, en lo posible, cuenten con filtros HEPA en su interior.
En cualquier caso, algunas empresas como bancos y hasta taxis, decidieron incorporar separadores plásticos transparentes para las personas que están en contacto con el público.
Mamparas de acrílico: ¿sirven?
No todos los científicos creen que estos separadores sirvan para algo más que para detener gotas grandes. De hecho, la propia Linsey Marr duda de la eficacia de las mamparas de acrílico, según señaló en un encuentro organizado por la Academia de Ingeniería y Medicina de Estados Unidos.
“Los escudos de acrílico son buenos si alguien que está justo enfrente te habla en forma directa”, señala Pratim Biswas, profesor de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Washington en St. Louis. “En cualquier otro caso, las partículas flotan alrededor”. Es como el humo del cigarrillo ajeno, agrega Biswas.
Lo mejor es mantener distancia con quien se habla, y que tanto los que emiten un mensaje como quienes lo reciben usen máscara.
Cómo «cuidar» el aire en espacios cerrados
La especialista en calidad del aire Lidia Morawska, de la universidad australiana de Queensland, Marr y otros expertos evaluaron medidas para prevenir la transmisión en ambientes cerrados (desde hospitales, negocios y oficinas hasta ascensores y restaurantes) en un artículo publicado en la revista Environment International.
A nivel de edificios públicos, los expertos recomiendan implementar medidas de ingeniería, tales como:
- sistemas de ventilación que renueven el aire cada cierta cantidad de minutos (como en los aviones)
- sistema de filtrado: con cortinas o separadores plásticos
- administración del número de personas en cada habitación
- control del nivel de humedad ambiental; entre otros parámetros.
La recirculación del aire debe ser evitada en la medida de lo posible.
Si se encienden aires acondicionados, dicen los especialistas, hay que garantizar circuitos independientes para permitir el ingreso de aire externo. Además, hay que desinfectar frecuentemente los filtros.
En algunos lugares se recomienda el uso de luz ultravioleta y otros desinfectantes para garantizar la inactivación de partículas infecciosas. El uso de dispositivos portátiles de limpieza del aire (purificadores de aire) en habitaciones es aconsejable, pero es importante tomar en cuenta el volumen de cada lugar para utilizar el dispositivo adecuado.
Para las escuelas, investigadores de Harvard liderados por Joseph Allen hicieron recomendaciones específicas sobre purificadores y medidas para garantizar que el aire se renueve 5 veces por hora en las aulas. Los expertos estimaron que, al menos, se necesitan 36 minutos para descontaminar con todas estas medidas un aula en Estados Unidos.
Disminuir el riesgo
Junto con el lavado de manos, la limpieza de superficies y el uso de máscaras, las medidas destinadas a la ventilación de ambientes pueden reducir los casos de infección aérea no sólo para el SARS-COV-2 sino también para otros agentes infecciosos que se transmiten por aire y pueden generar desde tuberculosis a sarampión.
Hay que tener en cuenta que el COVID-19 se mantiene en el aire durante 1 a 2 horas en general.
Es importante que las oficinas aireen los espacios y que las personas más vulnerables trabajen en las primeras horas de la mañana, ya que la contaminación del aire será menor en ese horario, tras el lapso nocturno de descanso.
Al aire libre, la probabilidad de contagio es mucho menor, pero no es inexistente.
Comer al aire libre es mejor que hacerlo en restaurantes cerrados, pero las mesas deben estar bien separadas y hay que usar máscaras si se comparte espacio con personas que no viven en la misma casa.
Evitar lugares con gran concentración de personas y procurar estar al sol en lugares con viento son otras medidas aconsejadas por los especialistas.
“No hay que tener miedo a la transmisión por aire, sólo hay que tomar mejores medidas de protección”, insiste José Luis Jiménez, experto en aerosoles de la Universidad de Colorado, en Boulder.
“Hay que hacer al aire libre todo lo posible, con máscara bien ajustada hasta arriba de la nariz; hay que hablar menos fuerte; y hay que ventilar los ambientes”, concluye el profesor de Química.
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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