Tiempo de pandemia: cómo afecta a nuestra salud mental

hombre con insomnio
12 junio, 2020

El menú del malestar psicológico que se despliega durante la “cuarentena” anticipan diferentes trastornos de salud mental. Los especialistas en Psicología y Psiquiatría observan con preocupación el creciente uso de psicofármacos y alcohol en adultos, los comportamientos obsesivos de limpieza y los llamados de padres angustiados por conductas inusuales de sus hijos.

Algunas de las manifestaciones que aumentaron en estos tiempos de aislamiento son:

Una reciente encuesta de sociólogos del Instituto Germani, de la UBA, reveló que el consumo de alcohol aumentó  más de un 40% durante la etapa de aislamiento. Muchos argentinos comenzaron a tomar una copa cada día, por aburrimiento, ocio o alteraciones emocionales. Casi 8% aumentaron el consumo de psicofármacos, según un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba.

La especie humana no está acostumbrada al aislamiento y sufre cuando no puede tener contacto afectivo con su grupo.

Otra tendencia en esta cuarentena es el aumento en los trastornos del sueño: según expertos de la Fundación Favaloro, se quintuplicaron las consultas por esta causa durante la cuarentena.

Factores que aumentan el insomnio

El problema no se plantea sólo en Argentina. Una investigación del University College London acaba de mostrar los problemas para dormir que padecen los británicos de acuerdo a las preocupaciones que experimentan (pérdida de trabajo, problemas económicos, dificultad para acceder a medicamentos o comida, amenazas a la seguridad). Por cada nueva preocupación, descubrieron los investigadores, aumenta un 20% el riesgo de padecer un trastorno del sueño.

Durante la cuarentena el uso de pantallas se amplificó. Una forma de minimizar el impacto que producen es apagar las computadoras al atardecer. A la hora de dormir, conviene escuchar música o leer un libro físico.

“El estrés psicosocial puede reducir la duración del sueño e incrementar los trastornos, los cuales, a su vez, pueden reducir la capacidad de los individuos a responder a los factores estresantes, y finalmente empeorar los resultados de una enfermedad”, señalan Daisy Fancourt y sus colegas en un estudio aún no publicado.

Los dispositivos electrónicos encendidos en el cuarto donde se duerme no ayudan. “La luz de las pantallas pueden alterar la secreción de melatonina, la hormona que participa en el inicio del sueño”, advierte Teresa Ward, especialista en sueño de la Universidad de Washington. “Si bien es cierto que muchos de nosotros usamos más las pantallas durante la cuarentena (ya sea por reuniones de ZOOM o por necesidad de distracción), podemos empezar a apagar las computadoras al atardecer. A la hora de dormir, conviene escuchar música o leer un libro físico”.

Según antropólogos, la especie humana no está acostumbrada al aislamiento y sufre cuando no puede tener contacto afectivo con su grupo. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud acaba de publicar una guía para hacer frente al estrés psicosocial.

Recomendaciones para combatir el insomnio

Para disminuir el estrés y dormir mejor:

  • Mantenga sus rutinas habituales y horarios para ir a la cama.
  • Trate de interrumpir las actividades en la computadora, parándose y haciendo algunos ejercicios en el hogar durante el día. Baile o haga yoga. Si es posible, dé una vuelta manzana o camine hasta un comercio en las cercanías.
  • Reflexione sobre las cosas que puede controlar (lavado de manos, uso de barbijo, cocina sana) y las que están fuera de su control (existencia de tests). Preste atención especial a las primeras.
  • Consuma frutas y verduras. Minimice el tabaco, el alcohol y el café.
  • Establezca horarios predefinidos para informarse a través de medios confiables. No vea televisión todo el día.
  • Realice una actividad que le guste diariamente (pintar, hablar con un amigo, leer, ver una película, etc.).
  • Tómese unos minutos cada día para hablar de cómo se siente con un familiar o un amigo.
  • Al finalizar el día, haga una lista mental de las cosas por las que está agradecido.
  • Si se siente agotado, respire y exhale varias veces en forma lenta y consciente.

La confianza en la información oficial y la personalidad de cada individuo también inciden en cómo se experimenta la pandemia.

Diferentes personalidades, diferentes reacciones

Las personas ansiosas suelen sentirse más inseguras, porque tienden a percibir los riesgos como mayores a lo que son en realidad. Los optimistas suelen desoír las advertencias sanitarias porque creen que a ellos no les va a pasar. Las personas que sufren “burn out” por demasiado estrés en el trabajo, suelen tener problemas para enfocarse, lo que es especialmente riesgoso en enfermeros y médicos durante la pandemia.

Sentir angustia o confusión ante una situación de incertidumbre como la que plantea una pandemia es normal. Pero si los sentimientos de ansiedad, tristeza o enojo se vuelven permanentes e impiden las actividades diarias, se recomienda la consulta con un especialista a través de medios virtuales (teléfono, videollamada) o una consulta presencial.

Los niños y el miedo

El pánico viaja más rápido por las redes sociales que el COVID-19, advirtió la antropóloga Heidi Larson, del University College London. Todavía no existe una vacuna contra el coronavirus y ya hay personas en todas partes del mundo –desde Francia a Senegal- que tienen miedo y advierten que no van a dársela a sus hijos.  El comportamiento racista –por desconfianza hacia los otros- aumenta. En los lugares donde la cuarentena se levanta, muchos chicos tienen miedo de salir a la calle.

“Los chicos han estado escuchando hablar mucho sobre la muerte y sobre el riesgo que corren los abuelos. Es importante que no estén expuestos a los noticieros y que mantengan sus rutinas de actividades, comida y sueño durante los períodos de aislamiento”, reflexiona la psicóloga educacional Linda Wagner, supervisora en el Ministerio de Educación de Israel. En ese país, todos los niveles escolares ya volvieron a funcionar con normalidad y sólo se cierran escuelas donde se presenten casos de COVID-19. “Los chicos que ya tenían una propensión a la ansiedad pueden tener más problemas al reincoporarse, hay que hablarles y permitir que planteen sus temores”.

Es difícil predecir cómo saldrán los niños de la cuarentena. Mucho dependerá de los sucesos estresantes que hayan vivido, como muertes en la familia, enfermedades prolongadas, falta de contacto afectivo, violencia doméstica  y problemas económicos. Pero los  psicólogos subrayan la capacidad de resiliencia de los seres humanos y subrayan que, aunque el estrés haya sido difícil de soportar durante la cuarentena, muchos adultos y niños saldrán fortalecidos tras la experiencia, con mayor confianza en sí mismos y su habilidad para adaptarse en tiempos difíciles.

REDACCIÓN PENSAR SALUD

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Tags: ansiedad | covid y cuarentena | covid y salud mental | insomnio | salud mental | sueño

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