27 enero, 2017
Cada año un tercio de los alimentos producidos se desperdicia. Esto no solo conduce a importantes pérdidas económicas, sino que los recursos naturales utilizados para cultivar, procesar, embalar, comercializar y transportar nuestros alimentos se también desperdician, con el consiguiente aumento en vano de emisiones de gases de efecto invernadero.
Crear conciencia sobre la importancia de los suelos para la seguridad alimentaria y la nutrición es una de las metas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Aricultura (FAO).
¿Qué acciones se pueden llevar a cabo para proteger los suelos y garantizar un futuro sostenible y con seguridad alimentaria? La FAO propone reducir el desperdicio de alimentos y practicar el compostaje, una técnica ancestral para abonar la tierra.
¿Cómo influye el desperdicio de alimentos en nuestros suelos y en la sostenibilidad?
Con una población mundial en crecimiento, el aumento de la producción alimentaria, la competencia por los recursos de tierra y agua y el impacto del cambio climático, nuestros suelos están sometidos a mucha presión. No utilizar cerca de un tercio de los alimentos producidos en el mundo significa que nuestros recursos naturales −incluidos los suelos− se usan innecesariamente de forma indebida. La disminución de la salud del suelo conduce a un mayor uso de insumos sintéticos que, en exceso, pueden causar contaminación y en última instancia, pérdida de la biodiversidad y de la tierra cultivable.
El 28% de las tierras agrícolas del mundo producen cultivos que se desperdician.
Se estima que el 28 por ciento de las tierras agrícolas del mundo producen cultivos que no se aprovechan. En el proceso se desperdician 250 km³ de agua, mientras que la huella de carbono de los alimentos producidos y no consumidos se estima en 3,3 gigatoneladas de CO₂. Con un 33 por ciento de los suelos del mundo degradado, es hora de detener el desperdicio de alimentos y comenzar a devolver algo al suelo.
Reducir el desperdicio de alimentos
Cada actor a lo largo de la cadena alimentaria tiene un papel importante en la reducción de la huella de desperdicio de alimentos. Los productores pueden invertir en mejores tecnologías de recolección y almacenamiento para evitar la pérdida de alimentos. Los minoristas de alimentos pueden reducir los precios de las hortalizas de apariencia ‘imperfecta’ y donarlas −si siguen siendo comestibles− a personas necesitadas.
Por último, los responsables de las políticas pueden mejorar la capacidad de productores, comerciantes y consumidores para frenar el desperdicio de alimentos. Es igualmente importante la inversión en el procesado post-cosecha, la revisión de las normas sobre las fechas de caducidad y el lanzamiento de campañas de sensibilización para que los consumidores presten más atención a los desperdicios.
La reducción de los vertederos, invirtiendo en la transformación de los residuos alimentarios adecuados en compost y biogás, es también fundamental para la mejora del suelo.
Compostaje: una opción para reciclar los desperdicios
Tal vez, una de las formas más eficaces de utilizar alimentos desperdiciados es el reciclaje a través del compostaje. Transformando los desperdicios en compost podemos devolver valiosos nutrientes al suelo mientras reducimos y reutilizamos los residuos producidos en casa y colectivamente en los vertederos.
El compostaje es el proceso natural de putrefacción o descomposición de la materia orgánica, como residuos, desechos animales y restos de alimentos por los microorganismos, en condiciones controladas. El compost es importante porque mejora la salud del suelo en general y su resiliencia ante las crisis, como la sequía, incluyendo la adaptación al cambio climático.
Transformando los desperdicios en compost podemos devolver valiosos nutrientes al suelo mientras reducimos y reutilizamos los residuos producidos en casa.
El compost es una rica fuente de materia orgánica, una sustancia vital para el aire, la humedad y la retención de nutrientes. La materia orgánica del suelo juega un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad del suelo y, por tanto, en la producción agrícola sostenible. Además de ser una fuente de nutrientes para las plantas como nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), mejora las propiedades físico-químicas y biológicas del suelo.
Estas ventajas se manifiestan en un menor riesgo para los cultivos, mayores rendimientos y menor dependencia de los agricultores de los fertilizantes inorgánicos, el agua adicional y los plaguicidas. Al fortalecer y reaprovisionar el suelo, el compost le ayuda en última instancia a resistir la erosión por el viento y el agua, permitiendo que el agua penetre mejor en el suelo, lo que puede evitar que los aguaceros acaben en una inundación. Esto también reduce la erosión del suelo. El compost es económicamente viable y ayuda a los agricultores a mejorar la productividad de sus suelos y sus ingresos.
Todos tenemos un rol importante
El compostaje es un método simple −pero que a menudo se pasa por alto− para cuidar la salud del suelo. Los agricultores tienen sin duda un papel clave en la preservación de los suelos, pero todo el mundo puede contribuir a su manera.
Cada uno de nosotros puede mejorar la situación mediante el compostaje de sus residuos orgánicos en el hogar. Este compost servirá para nutrir el propio jardín o la huerta, las plantas de interior o podrá destinarse a huertos vecinales de compost.
Enseñar a los niños la importancia de reducir el desperdicio de alimentos y practicar el compostaje, protegerá nuestros suelos y el fututo de las próximas generaciones.
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA (FAO)
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Tags: compost | consumo responsable | desperdicios