El sol, la protección solar y la vitamina D

chica al sol con sombrero
6 enero, 2020

La vitamina D es un nutriente que se puede incorporar a través de la alimentación. Por ejemplo, algunos tipos de pescado y de la yema de huevo. Pero también es posible sintetizarla en nuestro propio organismo a través del sol, la principal fuente de vitamina D. Los rayos solares UVB permiten transformar un compuesto en la piel, el llamado dehidrocolesterol, en la vitamina activa que actuará en el organismo.

El nivel de exposición a los rayos UVB depende de diversos factores. Varía según la hora del día, la estación del año, la altitud, latitud, pigmentación de la piel, vestimenta y uso de protector solar. Este último punto ha generado algunas controversias en los últimos tiempos. Si bien la protección solar es fundamental para prevenir el cáncer de piel, comenzaron a circular informaciones controvertidas sobre daños colaterales de su uso.

Una investigación publicada en 2017 por el Journal of The American Osteopatic Association señaló que el uso de protectores solares afecta la correcta síntesis de la vitamina D. Según el estudio, el uso de protectores debería evitarse durante 30 minutos al menos dos veces a la semana, incluso al mediodía. Esto a pesar de que las recomendaciones actuales desaconsejan exponerse al sol entre las 12 y las 16hs.

Sin embargo, desde la Sociedad Argentina de Dermatología no dejan lugar a dudas. Advierten que «ponerse al sol específicamente para conseguir más vitamina D no es una buena elección, porque los beneficios que se obtienen de la vitamina quedan anulados por el aumento en el riesgo de cáncer de piel».

Por qué la vitamina D es tan importante

La vitamina D cumple algunas funciones clave, como la formación y el mantenimiento de los huesos y dientes. El papel más conocido de este micronutriente es equilibrar las concentraciones de calcio y fósforo en el organismo.

Pero además, el calcio que va a movilizar será imprescindible para el mantenimiento de la contracción muscular, así como para el bombeo del corazón. Este mismo mineral, en combinación con la vitamina activa, permite la correcta propagación de impulsos nerviosos y la secreción de neurotransmisores, entre ellos la serotonina, encargada mantener el buen estado de ánimo.

Otro de los papeles destacados recae sobre el sistema inmunitario, que va a necesitar de la vitamina D para un funcionamiento óptimo. De hecho, las personas que cuentan con mayores concentraciones pueden combatir mejor los resfriados y procesos inflamatorios, así como contar con una mayor protección frente al cáncer y enfermedades autoinmunes.

¿Qué pasa cuando falta vitamina D?

Los síntomas de deficiencia se relacionan con enfermedades musculoesqueléticas, como la osteomalacia que se puede dar en adultos y puede producir una deformación del esqueleto óseo. El raquitismo por carencia de colecalciferol afecta a la población infantil, concretamente con un retraso en el desarrollo del crecimiento. La osteoporosis también puede verse agravada ante su disminución en el organismo.

La presión sanguínea puede aumentar así como la aparición de una mayor predisposición a padecer enfermedades del corazón. La deficiencia también está relacionada con la diabetes tipo 2. De hecho, el CIBERobn (Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición) ha realizado un estudio donde se observa que el déficit de esta vitamina puede predisponer a la enfermedad.

La depresión es otra de las enfermedades que puede causar el déficit de esta vitamina, así como en el aumento de riesgo de padecer demencia o Alzheimer.

Cómo evitar el déficit

El déficit de vitamina D es muy común. Se estima que más del 40% de los habitantes de EEUU -y 1000 millones de personas de todas las edades alrededor del mundo-, no alcanzan los niveles óptimos de vitamina D.

Si bien un 90% de la síntesis de vitamina D tiene que ver con la exposición solar habitual, esto no significa que la solución sea «tirarse a tomar sol».

A los fines de sintetizar vitamina D, la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM) recomienda: exponer «sin protector solar la piel de brazos y piernas solo por 10 a 15 minutos 3 veces por semana, protegiendo la cara orejas y cuero cabelludo con protector solar. Este nivel de exposición puede lograrse al realizar tareas cotidianas y trasladarnos al aire libre sin necesidad de tomar sol.» Pero siempre hay que valorar el riesgo de cáncer de piel, ya que si el riesgo es muy elevado, puede justificar la prohibición total de exposición al sol.

Tampoco hay que olvidar que la exposición solar no garantiza el aumento de la vitamina D. Factores como el color de piel, la edad, sobrepeso y algunas enfermedades influyen la capacidad del organismo de sintetizarla.

La Academia Americana de Dermatología recomienda obtener la vitamina D de una dieta sana que incluya alimentos naturalmente ricos el vitamina D. Además, cuando el médico lo considere oportuno podrá indicar suplementos de vitamina D. 

REDACCIÓN PENSAR SALUD
redaccion@pensarsalud.com.ar 
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Tags: protector solar | verano | vitamina D | vitaminas

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