12 junio, 2017
Tras un estudio de varios años, integrantes del Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal (INBIOFIV) han podido validar científicamente las propiedades antiinflamatorias de 13 plantas originarias de la Puna argentina, ecorregión que comprende las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca.
Esto es posible gracias a que desde hace algunos años el equipo de trabajo del INBIOFIV, liderado por María Inés Isla, investigadora principal del CONICET, indaga acerca de las propiedades medicinales de diferentes plantas de la Puna, usadas tradicionalmente por los habitantes de las zonas andinas de la región para tratar enfermedades asociadas a procesos inflamatorios. ¿El modo de uso? Infusiones, cataplasmas, maceraciones y emplastos.
Detalles de la investigación
El trabajo, publicado en el Journal of Ethnopharmacology, da cuenta de 13 posibles plantas de la región con alcances medicinales.
“En este estudio y en otros realizados anteriormente, logramos validar científicamente las propiedades antiinflamatorias atribuidas popularmente a estas plantas, ya que fueron capaces de inhibir la actividad de varias enzimas que se encargan de producir los llamados ‘mediadores de la inflamación’, grupo de moléculas que desencadenan y regulan la inflamación”, comenta María Rosa Alberto, investigadora adjunta y una de las tres protagonistas del INBIOFIV implicadas en el descubrimiento, junto con Isla y Romina Torres Carro, becaria doctoral del CONICET. Además de la investigación participaron Guillermo Schmeda-Hirschmann y su grupo de trabajo de la Universidad de Talca, Chile.
La gran mayoría de las drogas antiinflamatorias comerciales inhibe únicamente la ciclooxigenasa, con escaso o nulo efecto sobre las otras dos enzimas, por lo que el hecho de que algunas de las especies estudiadas inhiban dos o más enzimas de esta vía permitiría tratar de forma más efectiva las diferentes enfermedades inflamatorias.
Entre las especies analizadas se destacaron
- la Parastrephia lucida (conocida popularmente como tola, tola de agua o tola de río),
- la Ephedra multiflora (Tramontana) y
- la Tessaria absinthioides (Pájaro bobo o sorona),
que en algunos casos presentaron mayor potencia que ciertos antiinflamatorios comerciales.
Dada la capacidad demostrada, se decidió analizar la composición química de estas tres especies a fin de determinar los compuestos responsables de su actividad biológica. Así, se identificaron principalmente polifenoles del tipo de los ácidos fenólicos, flavonoides y sus derivados.
A raíz de esto, observaron que las plantas medicinales estudiadas fueron capaces de inhibir la fosfolipasa y la lipoxigenasa, mientras que en trabajos previos demostraron su capacidad para inhibir tanto la actividad como la expresión de la ciclooxigenasa. Estas tres enzimas forman parte de una importante vía de la inflamación (la vía del ácido araquidónico) que lleva a la formación de prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos, responsables de los síntomas asociados a un proceso inflamatorio, como fiebre, dolor, edema y enrojecimiento de la zona afectada.
La gran mayoría de las drogas antiinflamatorias comerciales inhibe únicamente la ciclooxigenasa, con escaso o nulo efecto sobre las otras dos enzimas, por lo que el hecho de que algunas de las especies estudiadas inhiban dos o más enzimas de esta vía permitiría tratar de forma más efectiva las diferentes enfermedades inflamatorias.
Otro resultado importante fue la elevada capacidad inhibitoria que presentó Tessaria absinthioides sobre la actividad de la enzima hialuronidasa. Esta última actúa degradando el ácido hialurónico, componente importante de articulaciones y otros tejidos conectivos blandos. La excesiva degradación de este componente de la matriz extracelular está asociada a enfermedades como artritis reumatoidea, osteoartritis, enfermedades autoinmunes, algunos tipos de cáncer, dermatitis atópica, entre otras. En consecuencia, su inhibición ayudaría al tratamiento de estas enfermedades.
Actualmente no existen inhibidores específicos de esta enzima, por lo que la elevada efectividad observada en T. absinthiodes, la cual fue incluso superior a la de antiinflamatorios comerciales, es remarcable al tratarse de un extracto crudo, y muestra su potencial uso para el tratamiento de estas dolencias.
Apreciaciones
A modo explicativo, Alberto aclara que si bien la inflamación es una respuesta deseable del organismo y ayuda a luchar contra infecciones y daños en los tejidos, cuando se mantiene por largos períodos de tiempo puede generar daños y llevar a la aparición de una gran variedad de enfermedades crónicas que requieren de tratamientos prolongados con antiinflamatorios.
“La mayoría de estas drogas presentan serios efectos adversos para la salud cuando son consumidas por largos periodos de tiempo. Por ello, es muy importante la búsqueda de productos alternativos sin efectos secundarios indeseables para tratar las inflamaciones crónicas”, comenta. En efecto, la investigadora destaca que las plantas medicinales del NOA representan un atractivo blanco para este fin.
Sin embargo, Alberto remarca que estos resultados son preliminares: “Pretendemos seguir estudiando estas especies vegetales en otros modelos in vitro (líneas celulares) e in vivo (animales de experimentación) para demostrar su actividad antiinflamatoria en organismos complejos”.
Maximiliano Grosso. CCT Tucumán
Investigación:
– Romina Torres-Carro. Becaria doctoral. INBIOFIV.
– María Inés Isla. Investigadora principal. INBIOFIV.
– Samanta Thomas-Valdes. Universidad de Talca. Talca. Chile.
– Felipe Jiménez-Aspee. Universidad de Talca. Talca. Chile.
– Guillermo Schmeda-Hirschmann. Universidad de Talca. Talca. Chile.
– María Rosa Alberto. Investigadora adjunta. INBIOFIV.
Tags: propiedades de los alimentos