19 julio, 2023
La leucemia es un cáncer de las células de la sangre que puede afectar a niños, jóvenes y adultos de distintas formas. De inicio rápido (agudo) o de evolución lenta (crónica), la leucemia tiene muchas caras y una variedad de tratamientos posibles, de acuerdo al tipo de leucemia de que se trate ¿Qué pronóstico tiene?
Detectar la enfermedad
En la Argentina, el Instituto Nacional del Cáncer informa que se produjeron 3.234 casos de leucemia en el año 2020, más hombres que mujeres. Pero es un cáncer raro, ya que constituye apenas el 2,5% de todos los cánceres en la población argentina.
En general, sus síntomas son:
- Cansancio extremo.
- Fiebre o escalofríos.
- Ganglios linfáticos hinchados.
- Bazo agrandado.
- Pequeños puntitos rojos en la piel (petequias), sangrados y moretones (hematomas).
- Dolor en los huesos.
- Sudoración nocturna.
- Infecciones recurrentes.
Si una persona con leucemia se hace un análisis de sangre, probablemente se observará un exceso de glóbulos blancos. Son las células del sistema inmunológico que habitualmente defienden al organismo de infecciones, pero que en la leucemia se salen de control. Bajo el microscopio, algunos de estos glóbulos pueden mostrar formas aberrantes o un estadio inmaduro, lo que no les permite cumplir con su función defensiva. Un análisis genético, además, puede revelar mutaciones del ADN que ayudan a trazar un diagnóstico preciso sobre el tipo de leucemia del que se trata.
Variedad de leucemias
Las células de la sangre se forman en la médula de los huesos y maduran en distintos órganos, como el bazo o el timo. Para saber qué tipo de leucemia tiene una persona –y determinar el mejor tratamiento posible para ella- muchas veces es preciso hacer una punción en la médula ósea. Esta se realiza con una aguja larga y extremadamente fina que recoge una muestra –generalmente a la altura de la cadera- que luego es analizada en laboratorios especializados.
Entre los factores de riesgo más importantes para desarrollar leucemia figuran fumar, trabajar expuesto a ciertas sustancias químicas (como el benceno) y tener familiares con antecedentes de leucemia. Pero alguien puede no tener ninguno de estos factores y desarrollar igualmente una leucemia.
Existen leucemias que afectan solamente a los linfocitos (los glóbulos blancos que forman el centro neurálgico del sistema inmunitario) y otras que afectan a las células mielógenas, precursoras de los glóbulos rojos, blancos y plaquetas que forman todo el sistema de la sangre. La reproducción descontrolada de estas células causa múltiples problemas en el organismo.
La leucemia mielógena aguda es el tipo más frecuente de leucemia aguda en adultos y necesita un tratamiento rápido. En cambio, la leucemia linfocítica crónica puede pasar inadvertida durante años sin necesitar tratamiento. Existen muchos otros tipos de leucemia y, de acuerdo a cada tipo, el tiempo de evolución y las mutaciones genéticas involucradas, los oncólogos y hematólogos diseñan un protocolo de tratamiento para cada paciente.
Tratamientos y supervivencia: qué pronóstico tiene
Hasta no mucho tiempo atrás, las leucemias se trataban con rayos X y quimioterapia tradicional, sustancias tóxicas destinadas a eliminar todas las células cancerígenas (lamentablemente, estos químicos letales también afectan a las células normales, de ahí la caída del pelo y la inmunosupresión de los pacientes tratados por cáncer).
Afortunadamente, en los últimos años se han desarrollado múltiples fármacos biológicos (anticuerpos monoclonales) y moléculas innovadoras que pueden tratar distintos tipos de leucemia y, en algunos casos, hasta curarlas definitivamente. Existen hoy también inmunoterapias, moléculas que buscan “reanimar” al sistema inmunológico del organismo para luchar contra las células mutantes. Finalmente, existe una nueva técnica por la cual se extraen los linfocitos T (un tipo de glóbulo blanco) del paciente, se los trata en el laboratorio para incorporarle herramientas contra el cáncer y se los vuelve a introducir en el paciente. Esta técnica, conocida como CAR-T , ya ha dado resultado en un puñado de personas, pero resulta extremadamente cara, porque hay que personalizarla para cada paciente.
Los pacientes que no responden a los fármacos de distinta generación tienen la opción de someterse a un trasplante de médula. Para ello, tienen que encontrar una persona que comparta exactamente las características de su sangre, no sólo a nivel tipo (A,B, C, O) y Rh (positivo o negativo) sino también a nivel de ciertas moléculas químicas que alertan al sistema inmunológico sobre elementos foráneos. Es muy difícil encontrar personas compatibles en su médula ósea. De ahí la importancia de inscribirse en registros específicos de donantes de médula ósea, que son gratuitos.
En un trasplante de médula ósea se eliminan primero las células de la médula ósea de paciente con leucemia mediante altas dosis de quimio y radioterapia, y se las reemplaza con las células madre donadas, que regenerarán la médula ósea sana en todo el cuerpo.
Supervivencia en alza
En cuanto a qué pronóstico de supervivencia tiene la leucemia, depende de la edad y del tipo de leucemia. El 90% de niños con leucemia linfocítica aguda sobreviven 5 años, por lo menos, según la American Cancer Society. En otras leucemias infantiles, la supervivencia es menor. En los adultos, se estima que la supervivencia a 5 años de la leucemia (todos los tipos) es de 67%, de acuerdo con las estadísticas del Instituto del Cáncer de Estados Unidos.
Sin embargo, nuevos tratamientos experimentales empujan esas cifras hacia arriba todos los años. Según un estudio global publicado en The Lancet, la supervivencia a distintos cánceres –incluida la leucemia- no deja de subir en todo el mundo. Por ejemplo, los inhibidores de menina son una nueva clase de medicamentos que prometen eficacia en ciertas leucemias muy agresivas. Ya han mostrado ser exitosas en estudios de investigación preliminares.
Por otra parte, continúan los ensayos clínicos que apuestan si no a curar, al menos a convertir a la leucemia en una enfermedad crónica tratable en todos los casos y a todas las edades. La clave hoy es analizar el perfil genético de cada tipo de célula cancerosa, para brindar con precisión el mejor tratamiento para desarmarla.
Por Alejandra Folgarait @alefolgarait
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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