7 marzo, 2023
Suelen pasar inadvertidos en la adolescencia. Sin embargo, los trastornos alimentarios se encuentran en aumento: afectan al 22% de los jóvenes, y mucho más a las mujeres que a los varones, según un nuevo análisis de 32 estudios científicos publicados en la revista JAMA Pediatrics.
Reconocer las señales
Debido a sentimientos de vergüenza y a la estigmatización social, muchos jóvenes no revelan sus vínculos problemáticos con la comida. Así, la anorexia (la tendencia a la inanición), la bulimia (ciclos de ingesta de grandes cantidades de comida, seguidos por vómitos o ayuno para compensar) y el comportamiento que fluctúa entre la falta y el exceso de alimentación no aparecen en el radar parental hasta que el caso se torna grave y obliga a una internación o a un tratamiento psiquiátrico especializado.
Por lo tanto, es importante que padres y maestros estén atentos a la aparición de estos síntomas y conductas:
- dietas estrictas para perder peso
- vómitos autoinducidos
- ejercitación excesiva
- uso de diuréticos o laxantes para purgarse
- atracones
- salteo de comidas
- alteraciones de la menstruación
Para saber si un niño o un adolescente sufren un trastorno alimentario, existen cuestionarios estandarizados en los que se les formulan preguntas como las siguientes:
- ¿Te preocupa haber perdido el control sobre lo que comés?
- ¿Creés que estás gordo/a cuando los demás dicen que estás muy flaco/a?
- ¿Dirías que la comida domina tu vida?
- ¿Perdiste más de 6 kg en tres meses?
Dos o más respuestas positivas dan indicio de un desorden en la alimentación, según los especialistas.
Enfermedad mental en aumento
Los trastornos de la alimentación son enfermedades psiquiátricas que deben tener un tratamiento específico, ya que pueden llevar a la muerte. En Estados Unidos, se producen más de 10.000 muertes por año debido a desórdenes alimentarios, o 1 muerte cada 52 minutos. Aunque los problemas con la comida suelen comenzar en la infancia, y son más frecuentes en los niños obesos, los trastornos generalmente se detectan en la adolescencia, y suelen acompañarse de ansiedad, depresión e, incluso, adicción a diversas sustancias.
En 2019, se estimaba que 14 millones de personas padecían desórdenes de la alimentación, de los cuales alrededor de 3 millones eran niños y adolescentes. Durante la cuarentena, que mantuvo las escuelas cerradas, las cifras de consultas y hospitalización por desórdenes alimentarios aumentaron significativamente, de la mano del estrés, la falta de interacción social, la interrupción de rutinas y el delivery de comida, según varios estudios.
A diferencia de lo que se cree, los trastornos de la alimentación no son enfermedades de chicas ricas, sino que se producen en jóvenes de todas las clases sociales y cualquier sexo. Se estima que el 25% de los pacientes anoréxicos son varones y, muchos de ellos, viven en entornos con problemas financieros. Actualmente, se calcula que el 10% de la población enfrentará un trastorno de la alimentación a lo largo de su vida.
En la Argentina, los trastornos alimentarios están en aumento y se presentan a edades cada vez más tempranas, advirtió la Sociedad Argentina de Pediatría. Además, el 70% de las mujeres argentinas dice estar disconforme con su cuerpo.
Influencia de las redes sociales
Según la Asociación Norteamericana de Psicólogos, el uso de redes sociales tiene una gran influencia en el desarrollo de la anorexia y la bulimia. Basta reducir el uso de redes a una hora diaria durante 3 semanas para notar cambios en la imagen del cuerpo propio en jóvenes de 17 a 25 años, de acuerdo con un experimento recientemente publicado en la revista Psychology of Popular Media.
“La adolescencia es un período vulnerable para el desarrollo de enfermedades mentales, desórdenes alimentarios y problemas con la imagen corporal”, reflexiona el psicólogo Gary Goldfield, del Hospital de Niños de Eastern Ontario, en Canadá. “Los jóvenes pasan entre 6 y 8 horas diarias con las pantallas, la mayor parte de ellas en redes sociales. Las redes los exponen a miles de imágenes cada día, incluyendo las de celebridades y modelos que los llevan a internalizar ideales de belleza inalcanzables, lo que aumenta la insatisfacción con la forma y el peso de sus cuerpos”.
El bullying escolar -que a veces ocurre a través de las redes sociales- es desencadenante fundamental en los trastornos de la alimentación. Para evitar el impacto negativo de los trastornos alimentarios, los especialistas recomiendan 5 medidas:
- Establecer un vínculo positivo con la comida a partir del ejemplo de los padres.
- Evitar comentarios sobre el cuerpo o la apariencia.
- Celebrar la realización de ejercicios desde pequeños.
- Generar un entorno seguro para hablar de preocupaciones, incluida la comida.
- Consultar tempranamente a un especialista ante síntomas preocupantes.
Por Alejandra Folgarait @alefolgarait
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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