8 febrero, 2023
Como muchas otras enfermedades de climas tropicales, las leishmaniasis en animales y en humanos se están extendiendo en Argentina debido al cambio climático. Se trata de un grupo de enfermedades transmitidas por diferentes parásitos. Los patógenos necesitan de un insecto vector para infectar a los humanos, como ocurre con el mosquito para dengue, zika y chikunguña. Pero en este caso, los perros también pueden servir como reservorio y enfermarse gravemente de leishmaniasis.
Una enfermedad sanitaria, veterinaria, ambiental
Para los expertos es clave controlar a nuestras mascotas, monitorear a los diferentes insectos vectores y preparar a los sistemas de salud para que estén alertas a estas patologías desde una perspectiva de “Una Salud”. Esto es: que contemple los aspectos sanitarios, veterinarios y ambientales.
Hugo Pizzi, especialista en parasitosis y enfermedades tropicales de la Universidad Nacional de Córdoba, comenta: “Desde que el país se tropicalizó, venimos advirtiendo que debería haber un entrenamiento a todos los profesionales. Y también hay que monitorear y controlar al vector en el ambiente. La enfermedad ya está asentada en una parte del país y se sigue extendiendo en su formas cutánea y visceral”.
Y agrega: “También hay que capacitar al sector veterinario, porque los perros muestran signos muy llamativos, desde pérdida de pelo hasta cansancio muy marcado y pueden darnos la alerta».
Se transmite a través de mosquitas flebótomas
Los cambios en las variables meteorológicas producidas por el calentamiento global propician que el vector de ésta y otras enfermedades extiendan su rango de acción.
Modos de trasmisión de la leishmaniasis en humanos
- Las leishmaniasis son transmitidas por la picadura de diferentes especies de mosquitas flebótomas (se alimentan de sangre) que miden hasta 4 milímetros.
- No se transmite de persona a persona.
- No se transmite por el contacto directo con los perros.
Desde el punto de vista ambiental, Pizzi recomienda mantener limpio los patios y el peridomicilio, ya que estas mosquitas ponen huevos en lugares donde hay materia orgánica en descomposición como restos hojas, pedazos de tronco o basura. “No hay que entrar a lugares con vegetación en determinados horarios, porque es cuando están más activas. Los trabajadores rurales, hacheros o empleados que desmalezan espacios verdes deben aplicarse el repelente según las indicaciones”, recomienda.
Estas medidas de prevención son primordiales en las provincias en donde la enfermedad ya está instalada. En Misiones, cerca del 20% de los perros dieron positivo a un test serológico de leishmaniasis, según las autoridades locales. Eso significa que en algún momento de su vida padecieron de la enfermedad.
Un reciente estudio de Instituto Malbrán, junto con las universidades nacionales de Tucumán y del Nordeste, determinó que las especies de flebótomos capaces de portar los parásitos que ocasionan las leishmaniasis ya están presentes en 14 provincias del país, incluida Buenos Aires.
Primera alarma: leishmaniasis en perros
En 2019, la veterinaria Matilde Giammaría alertó a las autoridades sanitarias de Córdoba sobre dos perros contagiados de leishmaniasis. “Eran perros que nacieron y se criaron en Córdoba, por lo que se infectaron acá”, asegura.
Giammaría advierten que los perros pueden dar la primera voz de alerta de que la enfermedad está presente en una región. La veterinaria recuerda que en Entre Ríos los primeros casos caninos se detectaron hace ocho años y ahora la enfermedad está instalada a nivel veterinario. Por suerte, las mosquitas prefieren picar a perros que a humanos.
En perros la enfermedad también es compleja de tratar, asegura Giammaría. Produce problemas en la piel y en los riñones. «Solo se pueden tratar los síntomas, porque los antiparasitarios están reservados para los humanos», explica. Y agrega que el veterinario debe estar alerta porque puede confundirse con sarna.
En muchos casos se decide sacrificar al animal, pero la veterinaria asegura que el perro puede convivir con la enfermedad si se toman las precauciones correspondientes. Por ejemplo, hay que castrarlo y debe estar recluido en el hogar con el menor contacto posible con personas.
La medida más importante es que se le coloque un collar “antileishmania” para evitar que el vector lo pique y de allí se transmita a otros animales o personas.
En España se recomienda aplicar una vacuna «antileishmania» a las mascotas. Giammaría explica que no está disponible en Argentina. “Hace unos años traían vacunas desde el exterior. Pero no tienen gran efecto protector. Solo evitan o disminuyen el desarrollo de la enfermedad, pero no evitan la infección. Lo único que la evita es el collar”, explica.
La especialista entiende que para Argentina no sería costo-efectivo vacunar a los perros, porque además de las tres dosis anuales, se le debe hacer un análisis de sangre previo para saber si la mascota puede recibir las inyecciones.
La leishmaniasis en humanos
Existen dos tipos de leishmaniasis y las dos son enfermedades habitualmente asociadas a la pobreza.
- Muco-cutánea. Es la más común y es endémica en 18 países de América. Entre 2006 y 2019 se reportaron 2.882 casos en Argentina. La leishmaniasis cutánea provoca lesiones y llagas en la piel que puede terminar con lesiones graves en la cara, si no se trata.
- Visceral. Es la forma más grave y es endémica en 13 países de la región, aunque el 96% de los 3.500 casos anuales se dan en Brasil. En Argentina, solo se han reportado 191 casos entre 2006 y 2019. Si el paciente no es tratado a tiempo la leishmaniasis visceral puede provocar la muerte hasta en el 90% de los casos.
Pizzi explica que la mayoría de las veces se realiza una detección tardía de leishmaniasis visceral en humanos, lo que dificulta su tratamiento. “Siempre se detecta cuando la enfermedad ya afectó al hígado y el bazo. Es muy difícil revertir el cuadro”, comenta.
Según el estudio del Malbrán, el futuro escenario de leishmaniasis visceral en Argentina está asociado principalmente al inevitable proceso de urbanización. Por ello recomienda identificar los sitios donde abunda el vector y realizar un control de estos insectos en las zonas urbanas, como también de las mascotas cercanas.
En cambio, la leishmaniasis cutánea está más asociada a la deforestación y a las zonas rurales. “El 13% de la población argentina vive dentro de la matriz boscosa y la población rural vinculada a bosques es de alrededor de 2 millones de habitantes con una alta proporción de poblaciones aisladas en pueblos con necesidades básicas insatisfechas”, señala el trabajo.
Por Lucas Viano @LucasViano
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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