La producción global de alimentos frente a la crisis climática

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4 noviembre, 2022

El cambio climático también impactará en nuestra comida. Los organismos internacionales coinciden en que -de no revertirse esta crisis ambiental- el calentamiento global será sinónimo de más personas con hambre, mal nutridas y capaces de migrar o desencadenar guerras por alimentos.

La propuesta de algunas organizaciones es transformar el sistema de producción de alimentos tal como se lo conoce actualmente. El propósito es doble: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que genera el propio sistema, pero también adaptarse a las consecuencias de la crisis climática ya en curso.

Crisis alimentaria y cambio climático: ¿qué pasará con nuestra comida?

Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el cambio climático ya está desencadenando una serie de eventos naturales que afectan la producción de alimentos. Estos son algunos de los efectos:

El cambio climático ya empieza a asociarse a la crisis alimentaria porque afecta claramente la producción de alimentos. Esta situación se suma a otras dos consecuencias directas sobre la supervivencia de las personas:

Los impactos esperados en la producción de alimentos

El estrés térmico y los vaivenes hídricos provocarán mermas globales del 3% al 7% en el cultivo del maíz y del arroz y del 6% al 9% para el trigo. Según el informe del IPCC, cada año se registra más mortandad de animales por estrés térmico, lo cual resiente la producción de carne, leche y huevo.

Las áreas agrícolas y ganaderas mundiales actuales se están volviendo improductivas por el cambio climático. En un escenario de alta contaminación, se proyecta una reducción del 10% de las superficie global productiva para el 2050.

Los pequeños productores rurales son los más amenazados, porque no cuentan con la tecnología ni los recursos para adaptarse a ese futuro climático. “Los pequeños productores siguen estando desatendidos por la financiación climática mundial. Soportan las consecuencias devastadoras del cambio climático, la degradación de los suelos, la inseguridad alimentaria y la migración irregular”, asegura el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Además de escasez, este documento advierte que la crisis climática reducirá la densidad de nutrientes en algunos cultivos. El impacto sobre la seguridad alimentaria será doble: en la disponibilidad de comida y en la calidad nutricional.

La agroindustria en Argentina

Por ser un país que produce y exporta alimentos a gran escala, Argentina tiene un rol preponderante en el sistema alimentario global. “El cambio climático afecta a todo el sistema de producción de alimentos, por lo que puede tener un impacto en el territorio y también en el mercado global, además de profundizar la crisis alimentaria que ya sufrimos a nivel local y mundial”, asegura Eugenia Periago, coordinadora de Manejo y Producción Sustentable de Fundación Vida Silvestre.

En las últimas décadas, el sistema alimentario mejoró su producción con la ayuda de nuevas tecnologías, como la siembra directa y las semillas transgénicas, y con la intensificación del comercio mundial de estas commodities.

Durante algunos años esta estrategia permitió aumentar la oferta de alimentos y disminuir los precios. Desde el sector industrial están convencidos de que la solución a la escasez de alimentos que traerá la crisis climática seguirá siendo tecnológica y comercial.

Pero la triple crisis actual (pandemia, cambio climático ya instalado, y guerra entre Ucrania y Rusia) encendió las alarmas sobre la seguridad alimentaria y puso entre grandes signos de interrogación al sistema de producción vigente.

La propuesta agroecológica

Muchas organizaciones y movimientos señalan que ese modelo globalizado de agricultura industrial, más que una solución, ha demostrado ser una causa de la catástrofe ambiental. Proponen como alternativa la agroecología, el autocultivo para consumo propio y una producción más localizada de los alimentos.

Tener el alimento cerca de casa minimiza los impactos de las crisis globales y reduce la huella de carbono que implica el transporte de los productos. A su vez, se minimiza el uso de agroquímicos y fertilizantes que contaminan, cuya producción también emite gases de efecto invernadero.

La agroecología campesina basada en la soberanía alimentaria, los derechos campesinos y de otras personas que trabajan en las áreas rurales y los sistemas alimentarios localizados son la solución para enfriar la Tierra, y se adapta mejor al desafiante contexto de la crisis climática”, sostiene un reciente comunicado de la Vía Campesina.

Ordenar el territorio y mejorar la trazabilidad

En tanto, desde Fundación Vida Silvestre, aseguran que el sistema alimentario podría jugar un rol importante en la mitigación, mientras se adapta a los nuevos escenarios climáticos. Los sistemas alimentarios son responsables del 70% de la pérdida de biodiversidad en tierra firme y del 50% en agua dulce. A su vez, el 26% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial son generados por la producción de alimentos.

Hay que escalar las acciones de restauración de ambientes naturales, de suelos y zonas ya degradadas. También llevar a cabo un ordenamiento ambiental del territorio que permita planificar las actividades productivas actuales y futuras, y migrar a una producción sustentable”, asegura Periago.

Otra estrategia es mejorar la trazabilidad ambiental para que más personas piensan en consumir alimentos sustentables. «La crisis ambiental, sumada a las nuevas exigencias de los consumidores y de ciertos mercados, empujan a productores y empresas a incluir nuevos lineamientos en materia de sustentabilidad. Es por eso que resulta necesario sumar la trazabilidad ambiental”, asegura Periago.

Ser más eficiente en la producción y el consumo

Como con la energía, en los alimentos también se alienta a ser más eficientes en su producción y consumo. Es necesario reducir las pérdidas y desperdicios a lo largo de toda la cadena: en el campo, la industria, el supermercado y en casa.

Cada año alrededor de un tercio de la producción de alimentos se tira o se pierde. En Argentina esa cifra es del 12,5%. Existen diferentes estrategias para minimizar este problema, algunas de ellas pueden realizarse en casa.

“Además de transformar los actuales sistemas alimentarios, necesitamos modificar nuestros hábitos de consumo y la forma en que elegimos los alimentos. Adoptar dietas saludables, nutritivas y con un bajo impacto ambiental”, agrega Periago.

Por Lucas Viano @LucasViano
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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