26 octubre, 2021
El Congreso Nacional convirtió en ley en Argentina el etiquetado frontal en los envases de los alimentos el 26 de octubre de 2021.
Se trata de una medida sanitaria que busca generar conciencia sobre los productos que presentan excesos de “nutrientes críticos” porque aumentan el riesgo de padecer obesidad, diabetes, hipertensión y fallas cardíacas, entre otras.
La ley prevé que todos los alimentos envasados incluyan en el frente de sus envases octógonos negros que alerten cuando contengan:
- Exceso de azúcar.
- Exceso de sodio.
- Exceso de grasas totales.
- Exceso de grasas saturadas.
- Exceso de calorías.
- Y una advertencia si contienen edulcorantes o cafeína, aditivos no recomendados para niños.
La medida fue apoyada por varias organizaciones de profesionales de la salud y grupos de pacientes y fue muy resistida por la industria alimentaria.
La ley de Promoción de la Alimentación Saludable además incluye otras medidas con foco en la infancia. Prohíbe el uso de personajes y promociones que atraigan a los niños y anuncios en segmentos infantiles. Y prohíbe el expendio de productos etiquetados en escuelas y entornos educativos.
Por qué es importante
- La obesidad, la presión arterial alta y la glucosa sanguínea elevada son los principales factores de riesgo derivados de la mala alimentación y son responsables del 39% de todas las muertes en el país.
- El 66 por ciento de los argentinos tiene sobrepeso u obesidad, según la 4ª Encuesta Nacional de Factores de Riesgo.
- El 40,6% tiene presión elevada (mayor que 140/90 mmHg): el 8,4% tiene glucemia elevada o diabetes (más de 110 mg/dl); y el 30,7% presenta un nivel alto de colesterol (200 mg/dl).
- Uno de cada 4 niños y niñas de Argentina tiene sobrepeso u obesidad, según la 2ª Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Es una de las tasas más altas de la región.
Impacto en el consumo
Verónica Risso Patrón, coordinadora del Programa Nacional de Alimentación Saludable y Prevención de la Obesidad, asegura que las personas no leen ni entienden los rótulos nutricionales que actualmente tiene los envases.
Menciona los datos de la Encuesta de Nutrición y Salud de 2018. “Solo el 27 por ciento de los consumidores lee los rótulos traseros, y de ellos solo la mitad los entiende. Es decir, solo el 13 por ciento de la población entiende el rótulo nutricional”, asegura Risso Patrón.
El tamaño de la letra y la ubicación trasera no ayudan. Por eso es necesario que las etiquetas estén en la parte frontal del envase y sean de fácil lectura, apunta la funcionaria.
La misma encuesta detectó que más del 20 por ciento de la población compró un alimento o bebida en la última semana porque su hijo menor de 12 años lo vio en alguna publicidad.
En otros países donde ya implementó el etiquetado frontal se observan cambios en la conducta de los consumidores.
- En Chile, logró reducir en la ingesta de azúcar entre el 7 y 9 por ciento durante el desayuno, según un estudio. Los consumidores sustituyen los productos etiquetados por los no etiquetados.
- Otro estudio en este país también determinó que los rótulos frontales provocaron una reducción del 25% en la compra de bebidas azucaradas y del 17% en el caso de postres envasados.
- En Perú, el 37 por ciento de la población dejó de comprar casi todos los productos que ahora tienen la advertencia en el frente de su envase, según una encuesta.
- En Uruguay, el 58 por ciento de los encuestados aseguró que cambió su decisión de compra debido a la presencia de los rótulos, según un trabajo de Unicef. El 18% no compró productos que tienen los octógonos.
Un problema de fondo
“El etiquetado no va a solucionar el problema de la mala alimentación. Tenemos un sistema alimentario que está enfermo y que todo el país debe sanarlo. Se necesitan cambios en las formas de producción, almacenamiento, comercialización y en el consumo”, aseguró Risso Patrón en un simposio organizado hace unas semanas por la Sociedad Argentina de Nutrición.
Pero agregó que las políticas regulatorias (como el etiquetado frontal) son altamente recomendadas por la OMS, OPS y FAO. “También necesitamos impuestos a los alimentos altos en sal, azúcar y grasas, y subsidios para los alimentos saludables, además de regulación de la publicidad”, indicó.
Del simposio también participó Sergio Britos, experto en nutrición y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación. “No le pidamos al etiquetado frontal que resuelva el problema de obesidad ni que mejore la calidad de la dieta”, indicó.
El investigador advirtió que un tercio de productos envasados son saludables, según las guías alimentarias de Argentina, pero igual deberán llevar algún rótulo de advertencia.
Y señaló que el 45 por ciento de la energía que consumen los argentinos provienen de alimentos frescos como carnes, frutas, verduras y productos de panadería que no serán alcanzados por el etiquetado frontal. “Muchos de ellos tienen grasas, sal y azúcares en exceso por naturaleza”, remarcó.
“El etiquetado promoverá un cambio en el consumo, pero ¿hacia qué productos? Y también una reformulación de productos por parte de la industria, pero ¿cuál será el precio que pagarán los consumidores por esa reformulación?”, se preguntó.
Impacto en la industria
En otros países, el etiquetado frontal provocó algunos cambios en la producción de alimentos.
En una evaluación de más de 5 mil productos presentes en las góndolas de Chile, 17,7 realizó algunas reformulación para evitar el etiquetado frontal.
Antes había 25 tipos de cereales que tenían los niveles de azúcar por encima de límite del etiquetado en Chile. Con la vigencia de la norma, 15 de ellos redujeron la concentración para evitar el sello, mostró un trabajo.
La industria trasandina implementó muchos cambios antes de que se aprobara la ley. Un estudio sobre 2.086 productos que se venden en los supermercados de Santiago determinó que el 5 por ciento se reformularon para ya estar preparados cuando entrara en vigencia la ley.
Discusión sobre el tipo de rotulado
Uno de los temas más resistidos por la industria es el perfil de nutrientes utilizado para determinar el etiquetado. El proyecto de ley argentino adoptó el de la Organización Panamericana de la Salud.
Entonces, un producto llevará alguna etiqueta frontal si:
- Exceso de sodio. Cuando contenga un miligramo de sodio o más por cada kilocaloría (kcal).
- Exceso de azúcares libres. Si las kcal aportadas por las azúcares es igual o mayor al 10 por ciento del total de energía que aporta el producto.
- Exceso de grasas. Si las kilocalorías provenientes del total de grasas es igual o mayor a 30% del total de kcal.
- Exceso de grasas saturadas. Si la cantidad de energía de grasas saturadas es igual o mayor a 10% del total de kcal.
- Exceso de calorías. A determinar por la autoridad de aplicación.
Solo están exceptuados la sal de mesa, azúcar, aceite y frutos secos. La industria pedía otras excepciones como lácteos, pastas frescas e, incluso, las golosinas por ser de “consumo indulgente” y “premios” dentro de una dieta balanceada. Planteaban que con esta ley, más de la mitad de los productos en góndolas llevarán sellos.
Y también propusieron un sistema de etiquetado como el que hay en el Reino Unido. Se trata de una tabla nutricional con sellos de color. Un estudio de la OPS demostró que era menos efectivo que los octógonos negros.
Sistema de etiquetado frontal del Reino Unido, que la industria proponía en Argentina.
Por Lucas Viano @lucasviano
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