18 diciembre, 2020
Margaret Keenan, una británica de 90 años, fue la primera persona en el mundo en extender su brazo para recibir una vacuna contra el COVID-19. La vacuna, desarrollada por el laboratorio alemán N-Biotech en conjunción con el norteamericano Pfizer, picó en punta en la carrera por la vacunación en el mundo.
Esta vacuna contra el COVID-19 ya fue autorizada también en Canadá, México y Estados Unidos. Muy pronto le seguirá la vacuna elaborada por el laboratorio norteamericano Moderna. Luego, dentro de unos meses, la generada por la Universidad de Oxford en colaboración con el laboratorio inglés AstraZeneca.
El nuevo coronavirus SARS-COV-2 fue decodificado genéticamente recién el 10 de enero de 2020. La posibilidad de contar con una vacuna segura y eficaz a fin de año parece un sueño.
Estas son las primeras tres vacunas contra el COVID-19 que recibirán una autorización formal de emergencia en los países desarrollados:
- N-Biotech y Pfizer (Alemania y Estados Unidos)
- Moderna (Estados Unidos)
- Universidad de Oxford. en colaboración con el laboratorio AstraZeneca (Inglaterra)
Además, existe una vacuna rusa y otras china que ya aplican masivamente en sus lugares de origen. Algunos países, como la Argentina, han mostrado interés en aplicarlas muy pronto, si pasan los requerimientos de seguridad y eficacia.
El milagro esperado
Si se considera que el nuevo coronavirus SARS-COV-2 fue decodificado genéticamente recién el 10 de enero de 2020, la posibilidad de contar con una vacuna segura y eficaz a fin de año parece un sueño. Los inmensos esfuerzos científicos y las inversiones billonarias (Estados Unidos invirtió 10.000 millones de dólares en investigación y desarrollo) parecen haber obrado algo parecido a un milagro de Navidad.
Antes de brindar por un mejor año, más de 50 millones de personas habrán recibido una primera dosis de alguna vacuna contra el COVID-19 y estarán en vías de una segunda. Otros miles de millones deberán aguardar en la cola a la producción de otras tantas dosis a un precio razonable.
La vacuna «inglesa» desarrollada por Oxford-AstraZeneca será la más barata (menos de 4 dólares) y de más fácil distribución que las previas.
“Es impresionante haber logrado vacunas seguras y eficaces en menos de un año”, subrayó el infectólogo pediátrico Paul Offit un día antes de la reunión de la Oficina de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) que dio luz verde a la autorización de emergencia en Estados Unidos. Si bien se difundieron un par de reacciones alérgicas en Gran Bretaña a la vacuna de Pfizer y durante los ensayos clínicos se registraron 4 casos de parálisis cerebral y un puñado de apendicitis, Offit dice que el producto es seguro y tiene un “impresionante nivel de eficacia”, superior al 90% en mayores de 65 años, la población en mayor riesgo por COVID-19.
Cómo responden las vacunas pioneras
Las primeras vacunas contra el COVID-19 autorizadas para un uso de emergencia -mediante un procedimiento rápido que acorta los tiempos habituales de la experimentación- fueron producidas en base a una nueva tecnología revolucionaria (mRNA) y costarán entre 20 dólares (Pfizer) y 35 dólares (Moderna) la dosis.
Estas dos vacunas basadas en tecnología genética tienen una alta eficacia (cubren al 95% de quienes las recibirán de enfermar por COVID-19). Sin embargo, deben ser almacenadas a temperatura polar (menor a la de un freezer común). Esto dificultará su distribución en territorios extensos y con poca infraestructura de refrigeración, como la Argentina. Además, estas nuevas vacunas producen dolores de cabeza, musculares y articulares, fatiga y escalofríos. “Es importante destacar que estos son los síntomas de que el sistema inmunológico se está defendiendo”, aclaró Offit en el webinar organizado por las Academias Nacionales de Ciencia de los Estados Unidos. “Es una señal esperable”.
El 10 de diciembre se publicaron los resultados de los ensayos de fase 3 de la vacuna de Pfizer en la revista New England Journal of Medicine . Ese día, la Oficina de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos debatía su autorización de emergencia. La aparición en la revista científica se tomó como una señal positiva. Le abrirá la puerta en muchos otros países, ya que confirma que tiene una efectividad del 95% en mayores de 16 años.
Autoridades sanitarias británicas advirtieron que las personas que han presentado reacciones alérgicas importantes (anafilaxia) en el pasado deberán tomar precauciones a la hora de utilizar esta vacuna.
Pero, los investigadores -entre ellos, el argentino Fernando Polack- insistieron que los efectos adversos fueron leves a moderados y resultaron menores en personas mayores que en jóvenes.
En cuanto a la vacuna inglesa, la de Oxford, se elaboró con la ayuda de un adenovirus, un microorganismo que genera usualmente resfríos en chimpancés. Este virus funciona como un vehículo que lleva las órdenes para fabricar una de las proteínas del SAC-CoV-2 a las células humanas. Una vez generada esta proteína desde “adentro” de la célula, las defensas del organismo la reconocen y montan un ataque inmunológico.
El caso Oxford
Según un análisis publicado el 8 de diciembre en la revista The Lancet, dos dosis de esta vacuna tienen un 62% de eficacia. Pero si se utiliza un esquema distinto (media dosis al principio, seguida por una dosis completa después de 21 días) la eficacia de la vacuna para prevenir los síntomas leves o graves del COVID-19 trepa al 90%.
Aunque su autorización y producción vienen retrasadas, la vacuna de Oxford-AstraZeneca será más barata (menos de 4 dólares) y de más fácil distribución. Se puede guardar en una heladera común, a entre 2 y 8 grados. Si bien sólo se tienen datos de dos meses sobre efectos adversos, se sabe que puede producir dolor en el lugar de aplicación, fiebre y fatiga. En muy pocos casos, puede generar problemas neurológicos reversibles, como la mielitis transversa.
Vale destacar que Oxford firmó un acuerdo con el Instituto Gamaleya de Rusia para ensayar uno de sus adenovirus el año próximo, con el fin de obtener una vacuna más potente y confiable entre ambos.
Decisiones importantes
“Cuando tengan que decidir qué vacuna adoptar, los asesores nacionales de los programas de vacunación tendrán que considerar distintos factores”, apunta María Deloria Knoll, de la Escuela de Salud Pública Bloomberg, en la Universidad Johns Hopkins. “La eficacia es importante, pero también lo es la distribución, la aceptación de la comunidad, la duración de los efectos, la cuestión de si la vacuna reduce no sólo la enfermedad sino también la transmisión, la efectividad en distintos grupos y, por supuesto, la seguridad”.
Si bien existe un mecanismo (llamado “COVAX”) dispuesto por la Organización Mundial de la Salud, muchos países se subieron a un carro nacionalista para acaparar vacunas antes que otros. Según la revista Nature https://www.nature.com/articles/d41586-020-03370-6, en 2021 se producirán 5.100 millones de dosis de las 3 vacunas principales (Pfizer, AstraZeneca, Moderna), suficientes para inmunizar a unas 3.000 millones de personas.
Rusia se comprometió a venderle 10 millones de vacunas a la Argentina a un costo de 20 dólares por persona (las dos dosis).
Rusia producirá, además, unas 1.000 millones de vacunas.
Pero todavía faltará proteger a una mitad de la humanidad, que recién accedería en 2022 a alguna vacuna. En esa carrera, se inscriben las vacunas ya existentes y las de los laboratorios Johnson&Johnson, Sanofi/GSK, Sinovac, Sinopharm, Novovax, entre otros.
Los países que más vacunas han pre-ordenado son Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y la Unión Europea. India e Israel también se aseguraron casi dos dosis para cada uno de sus habitantes, mientras que América Latina corre bastante atrás, según informó Nature.
Otras vacunas en danza
Además de las tres vacunas que se ofrecerán primero, hay otras que podrían llegar más temprano que tarde a los países en desarrollo. Para empezar, la vacuna rusa Sputnik V, elaborada por el Institututo Gamaleya en base a dos adenovirus diferentes que causan resfríos en humanos, ya recibió autorización para ser aplicada masivamente en Rusia.
Los primeros en recibir las dos dosis son el personal de salud, los adultos mayores y quienes tienen ciertas enfermedades (obesidad, diabetes) que aumentan su riesgo de morir por COVID-19.
El único requisito a tener en cuenta, aparentemente, es el no consumo de alcohol durante los primeros 3 días de la inyección, según aclaró Alexander Guinzburg, director del Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.
Rusia promete fabricar 1.200 millones de dosis de su vacuna en plantas de India, China, Brasil y Corea del Sur. Ya se comprometió a venderle 10 millones de vacunas a la Argentina. Según declaró oficialmente, a un costo de 20 dólares por persona (las dos dosis).
La vacuna rusa en Argentina
El país recibirá las primeras 600.000 dosis de la vacuna rusa antes de fin de este año, declaró el presidente Alberto Fernández. Estas dosis permitirán vacunar a 300.000 personas con prioridad, como el personal de salud, luego de la autorización de ANMAT.
En enero, llegarían 5 millones de dosis más y en febrero, otras 5 millones. Según afirmaron quienes producen la vacuna rusa, ésta tiene más de 90% de eficacia para prevenir el COVID-19.
La Argentina también tiene acuerdos para recibir alguna de las 9 vacunas que se adquirieron mediante el mecanismo COVAX para vacunar a unas 4 millones de personas. También espera recibir la vacuna de AstraZeneca, cuando sea aprobada, para vacunar a unos 11 millones de argentinos, a partir de abril, según estimaciones. Todas las vacunas que se utilicen en la Argentina deberán ser aprobadas previamente por el organismo regulatorio (ANMAT).
Vacunas chinas
La vacuna china Sinopharm se encuentra en estudio en la Argentina. Ya fue autorizada para su uso masivo en China y los Emiratos Árabes Unidos, donde un análisis interno reveló que tuvo una eficacia del 86%, según difundió el diario The New York Times .
Esta vacuna se formuló mediante el procedimiento tradicional de inactivar (o matar) el virus e inyectarlo entero. Por eso, se espera que despierte defensas generalizadas del organismo contra el SARS COV-2. En Perú, se suspendió temporariamente el ensayo de fase 3 de esta vacuna por un efecto adverso. Pero todo indica que también Marruecos, Egipto y Bahrain podrían empezar una vacunación masiva con este producto no autorizado todavía en Estados Unidos ni Europa.
También hay otra vacuna china inactivada -desarrollada por el laboratorio Sinovac y llamada “CoronaVac”- en proceso final de evaluación, según informó la revista Science . Finalmente, esta semana se anunció que se probará en la Argentina la vacuna del laboratorio chino CanSino. Esta vacuna de CanSino está también basada en un adenovirus, como la inglesa y la rusa. Pero todavía no resulta claro cuál es la vacuna china que se aprobaría y utilizaría aquí.
Desafío logístico
Un tema que desvela a los especialistas es la segunda dosis que requieren las vacunas autorizadas hasta el momento. Será importante dar turnos específicos para darse la segunda dosis al inyectar la primera y llevar un registro minucioso para “trackear” las dos dosis. Sólo una de las vacunas en danza –la de Johsnon&Johnson, que en la Argentina representa Janssen- está formulada como una sola dosis, lo que aliviaría el registro, pero todavía no se conoce su perfil de eficacia y seguridad.
Según Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud de la Nación, la primera etapa de la campaña de vacunación argentina incluirá a 12 millones de personas.
“Se implementará un registro nominal de las personas vacunadas y qué vacuna se aplicaron, ya que se debe completar el esquema con la misma”, aclaró Vizzotti. También adelantó que se generarán búsquedas activas y recordatorios para completar la segunda dosis.
“A pesar de los desafíos, es difícil no estar entusiasmado ante la existencia de tres vacunas probadas, y otras 51 en ensayos clínicos”, dice María Knoll, del International Vaccine Access Center. “Para esta época el año próximo quizás estemos celebrando el fin de la pandemia en persona”.
Por Alejandra Folgarait @alefolgarait
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