1 julio, 2020
En la Argentina, niños y jóvenes no tienen clases presenciales y, en Buenos Aires, apenas salen de sus casas. ¿Qué efecto tendrá este encierro prolongado sobre su desarrollo físico, emocional, cognitivo y social?
La situación de los chicos respecto del COVID-19 es, relativamente, mejor que la de los adultos mayores. Los expertos señalan que, aunque se identificó en Estados Unidos y Gran Bretaña una enfermedad inflamatoria de los vasos sanguíneos en niños que han sido infectados con COVID-19, se trata de casos raros semejantes al síndrome de Kawasaki, que pueden ser graves pero son infrecuentes.
Sin embargo, la enorme mayoría de los chicos no sufren consecuencias serias por el nuevo coronavirus.
Los psiquiatras y psicólogos infantiles recomiendan estar atentos a la falta de atención, la irritabilidad y el apego extremo como síntomas de estrés, especialmente en los más pequeños.
De hecho, un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet Child and Adolescent Health, sobre más de 500 chicos europeos de 3 meses a 18 años hospitalizados por COVID-19, confirmó que la mayoría sólo padece formas leves (con fiebre y tos). Muy pocos niños mueren por el nuevo coronavirus. Sin embargo, chicos y jóvenes sí pueden contagiarlo a otros de su edad y –lo más preocupante- a los adultos mayores.
“Este es el primer estudio que incluye chicos de distintos países y múltiples centros hospitalarios”, informó Begonia Santiago-García, especialista del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid, y una de las autoras del estudio europeo. “Encontramos que los chicos que presentan otros virus respiratorios (como el de la gripe) junto con el SARS-COV-2 (el del coronavirus), tienen más probabilidad de ser internados en terapia intensiva. Esto es importante en invierno”.
Preocupación y estrés
Los pediatras subrayan la importancia de mantener las vacunas al día, aún durante la pandemia. Con todo, la mayor preocupación de madres y padres no son hoy las enfermedades respiratorias, tan frecuentes en los niños, sino las consecuencias del encierro y la falta de contacto con compañeros, maestros y familiares.
Ya hay niños que muestran señales de miedo extremo a salir de sus casas y hasta regresan a etapas anteriores de su desarrollo. Por su parte, algunos jóvenes aumentan los comportamientos de riesgo (como salir sin barbijo o tomar alcohol) o se aíslan completamente en sus habitaciones.
Hay evidencias científicas de que la “cuarentena” y el aislamiento preventivo pueden tener consecuencias en la salud mental de chicos y adolescentes, según concluyeron recientemente expertos que revisaron una serie de estudios pediátricos.
La soledad se asocia significativamente con síntomas depresivos y, también, con ansiedad, desórdenes de la alimentación, lesiones e ideas de muerte. Según una investigación realizada al inicio de la pandemia, los chicos sometidos a cuarentena son 5 veces más propensos a necesitar consultas psicológicas que los niños que no estuvieron encerrados.
A qué signos estar alerta
En Italia, una encuesta de más de 6.800 personas realizada por especialistas de la Universidad de Génova reveló que los chicos –especialmente aquellos con familiares ancianos en riesgo- sufrieron ansiedad, irritabilidad, llantos inconsolables y otros síntomas.
El 65% de los menores de 6 años tuvieron problemas de comportamiento y regresiones. El 71% de los chicos de 6 a 18 años manifestó ansiedad y falta de aire. Los adolescentes, además, tenían problemas para dormir y despertarse, como si hubieran padecido una especie de “jet lag” doméstico. Es importante subrayar que los chicos sufrían más estrés cuanto peor estaban sus padres.
Los psiquiatras y psicólogos infantiles recomiendan estar atentos a la falta de atención, la irritabilidad y el apego extremo como síntomas de estrés, especialmente en los más pequeños.
Escuchar si se sienten solos, preocupados o tienen miedos, mantener rutinas de alimentación y sueño, promover el juego, acompañarlos en las tareas escolares y fomentar el contacto con amigos y familiares a través de videollamadas es la receta unánime para atravesar las cuarentenas lo mejor posible.
Por último, aconsejan ofrecer ayuda profesional si los síntomas de estrés se prolongan para evitar consecuencias traumáticas a largo plazo, especialmente en niños y jóvenes vulnerables por haber padecido trastornos psicológicos antes de la pandemia o por el entorno en el que viven.
Recomendaciones para madres y padres
El Ministerio de Salud de la Nación recordó que las reacciones de estrés y enojo son esperables durante la pandemia, por lo que no deben caracterizarse como “comportamientos enfermos”. Además, emitió algunas recomendaciones para prevenir trastornos psicológicos en niños y adolescentes.
Los especialistas aconsejan hablarles a los chicos en un lenguaje que puedan entender y aclararles sus dudas, pero no dar más información de la que preguntan. No exponerlos a noticieros televisivos es tan importante como planificar actividades en el hogar y al aire libre durante los fines de semana.
Es importante comunicarse con ellos en tono confiado y asegurarles que la situación es transitoria. En cuanto a los adolescentes, es clave respetarles sus espacios pero también compartir conversaciones, videos, películas. También es importante validarles sus preocupaciones y sentimientos, ofreciéndoles información confiable y real.
Si es necesario, pedir ayuda
En todos los distritos del país existen líneas telefónicas y profesionales de la salud mental a los que se puede consultar para contener a las familias y a los chicos. En Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se puede acceder por Whatsapp o teléfono a la línea Salud Mental Responde a través del 147.
Las facultades de Psicología de la Universidad de Buenos Aires y otras universidades ofrecen asesoramiento a partir de consultas por mail. Los centros de atención primaria y los hospitales pediátricos también cuentan con profesionales ante casos de violencia familiar, abuso infantil o trastornos psicológicos de emergencia.
Los niños tienen una gran capacidad de adaptación a nuevas situaciones, pero la sociedad tiene que ayudarlos a comprender las incertidumbres y cambios de hábitos durante la pandemia. Además de enseñarles a lavarse las manos con agua y jabón en forma frecuente, a utilizar tapabocas y mantener dos metros de distancia con las otras personas, es fundamental atender a sus necesidades emocionales y sociales.
PENSAR SALUD
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